Año 2016, Pamplona. Un portal y una madrugada durante los sanfermines fueron el marco espacio-tiempo que sirvió a cinco hombres, La Manada, para violar en grupo a una mujer de 18 años a la que se sometió a un juicio duro, que ha sido incluso teatralizado en Jauría, una obra construida a base de transcripciones del proceso, con declaraciones de los acusados y de la víctima.
Después de este proceso, casi a la par, la víctima, fue sometida a otro juicio por el conjunto de la sociedad. ¿Por qué no dijo que no? ¿Si entró con ellos al portal, estaría consintiendo el acto que vino después? ¿Por qué no gritó o se defendió? ¿Por qué no lo hizo, una mujer, joven, sola, a la que cinco hombres conducen hasta un lugar sin salida dentro de un portal? Un juez llegó a observar en los vídeos que los agresores grabaron durante los hechos, un ambiente de jolgorio y regocijo. Habría mucho jolgorio, seguro, pero, eso sí, ella callada. Un ambiente en el que cinco hombres violaron a una mujer hasta "10 veces en un minuto y 38 segundos", tiempo que describe la sentencia que condenó finalmente a 15 años de cárcel por agresión sexual a los miembros de La Manada.
Después de haber participado en esas agresiones en las que se penetró a la joven anal, vaginal y bucalmente mientras la grababan y tras haber negado en incontables ocasiones el discurso de la víctima, alentando el escarnio y la duda sobre ella, El Prenda ha pedido perdón. Después de cinco años y en un momento en el que podría empezar a solicitar permisos para salir temporalmente de la cárcel, uno de los cinco de La Manada pide disculpas y reconoce los hechos.
Este perdón lo pide en una carta, fechada el 22 de julio, y enviada a la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra, a la que Caso Abierto ha tenido acceso. Este escrito podría facilitar ahora la concesión de esas salidas temporales de la cárcel, donde ya habría cumplido una cuarta parte de su condena.
El Prenda ha pedido perdón, después de cinco años y en un momento en el que podría empezar a solicitar permisos para salir de la cárcel
Algunas políticas ya se han pronunciado. La Ministra de Igualdad, Irene Montero, ha señalado que el hecho de que uno de los violadores de La Manada reconozca la violación y pida perdón es el primer paso para la reparación de la víctima.
Como esto es Filtro Violeta y cabe el debate y la reflexión, cerraré el programa especial de hoy diciendo que sí, que es importante que El Prenda haya pedido perdón y haya reconocido los hechos por aquello de la reparación social de la víctima y por todos aquellos que todavía hoy la cuestionaban. Pero no hay que perder de vista cuándo se produce esta disculpa, cuándo se da este paso y cuál ha sido el discurso anterior, que solo ha cambiado en este preciso instante, en el que el tiempo juega a su favor y el gesto también. Me preocupa que haya quienes todavía hoy necesitasen esta carta para creer o convencerse de que allí nada fue consentido.
No puedo evitar acordarme hoy de quienes se ofendían, de quienes temían que se prejuzgase a los hombres, de quienes tenían miedo de que la presunción de inocencia se eliminase para los hombres… Eso sí, en el otro lado de la acera, muchas mujeres se volcaron con la víctima de La Manada. El "hermana, yo si te creo" resonó fuerte y abrió camino para entender que todo lo que no sea un 'sí' es un 'no'. Nosotras, sí hicimos manada.