Aunque en un principio la Comunidad de Madrid aseguró que era un problema controlado y que "no podía considerarse una plaga", la expansión de la rata negra en Madrid está empezando a preocupar a los expertos, pues de 20 focos que se encontraron en 2019 han aumentado a 35 a lo largo de este año.
Desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) han advertido de que no se deje basura o residuos orgánicos en las vías de tránsito de la ciudad, ya que podrían atraer la atención de este roedor cuya población ha aumentado de manera alarmante en los últimos dos años en lugares como Madrid o Valldolid.
Los expertos advierten de que esta variedad de rata puede transmitir enfermedades como la leptospirosis, la toxoplasmosis o el hantavirus y que es peligrosa porque se mueve por parques y jardines en vez de las alcantarillas. Incluso es capaz de construir nidos en los árboles que, en muchas ocasiones, son confundidos con los de los pájaros.
Los expertos advierten de que esta variedad de rata puede transmitir enfermedades como la leptospirosis, la toxoplasmosis o el hantavirus
Según el presidente de ANECPLA, Sergio Monge, "la rata negra se mueve por jardines y zonas verdes, que se encuentran cerca de colegios y de parques infantiles, que conlleva un tránsito intenso de personas y animales domésticos que complica su gestión y que no permite una tolerancia mínima de población por criterios sanitarios o económicos".
No obstante, las autoridades han querido tranquilizar a los madrileños asegurando que ya se están tomando medidas para su control y piden la colaboración ciudadana para que no haya comida en las calles que pueda provocar otro foco.
A diferencia de las ratas negras, a las ratas de alcantarilla (Rattus norvengicus) si se les permite vivir en una población controlada por los Ayuntamientos y entidades, ya que estás ayudan en la eliminación de residuos y siempre se mueven por lugares a los que no puede acceder un ciudadano de a pie.