Seguimos explorando la Comarca del Henares y hoy paseamos por las calles y la historia de Loeches, uno de los municipios más monumentales de la Comunidad de Madrid. A tan solo 40 km de la capital y 15 de Alcalá de Henares, es un destino ideal para una escapada que sin duda te prenderá. 

Loeches es un pueblo de poco más de 8.000 habitantes, pero a medida que nos acercamos, ya desde la carretera puede comprobarse que no es un pueblo cualquiera. Entre las casas bajas y las urbanizaciones que han ido expandiendo el municipio puede distinguirse la sólida torre de la iglesia parroquial de más de 30 metros, las cúpulas del imponente monasterio de la encarnación y el panteón de los duques de Alba.

Un poco de historia

Pero antes de entrar en materia vamos a empezar con un poco de historia para situarnos. Hay evidencias que fijan los orígenes del poblamiento en Loeches entre los siglos III y IV a.C, estos primeros pobladores eran pueblos carpetanos que terminaros siendo romanizados. Durante la época romana este núcleo de población se convirtió en un lugar de paso anejo a una de las calzadas que componían la red viaria del Imperio.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XII cuando Loeches se consolida definitivamente y empieza a ser conocido con dicho nombre. En este momento se inicia la repoblación de esta zona que había sido recientemente reconquistada. En el caso de Loeches según Madoz, (ministro durante el reinado de Isabel II) los encargados de devolver la vida estas tierras fueron pastores de origen vascon. De ahí su nombre que vendría de las palabras en euskera "lo" (dormir) y "etxe" (casa).

En los documentos administrativos de la época aparece como Lueches y durante un breve lapso de tiempo formó parte del Concejo de la ciudad de Segovia, hasta que en 1214 fue incluida definitivamente entre las tierras del Arzobispado de Toledo. Más adelante en 1223 su estatus quedó definido como una de las “25 aldeas” del alfóz del Burgo de Santiuste (Alcalá de Henares) y mantuvo esta dependencia de la ciudad hasta mediados del siglo XVI cuando Carlos I, otorgó a Loeches el estatus de villa, por lo que pasaba a depender de la Corona. Sin embargo al pasar a ser propiedad del monarca, este se reservaba el derecho de vender estas tierras, una estrategia frecuentemente empleada durante la época para tapar los agujeros de las arcas reales.

Convento de Carmelitas de San Ignacio Mártir

Así, Loeches pasó a ser propiedad del genovés Baltasar Cantano,  y más tarde de Don Ignacio de Cárdenas y Zapata y a su esposa Doña Isabel de Avellaneda, como señorío por el que desfilaron numerosos personajes de las Corte. La familia Cárdenas fundó el Convento de Carmelitas de San Ignacio Mártir en 1596, y fueron enterrados allí sus miembros. En ese mismo convento fue educada la hija de Felipe IV, la infanta María Teresa, cuyo nombre hace referencia a la Santa de Ávila. En la actualidad el convento sigue activo pero es de clausura y no puede visitarse, aunque sí pueden comprarse los productos artesanales que venden las monjas carmelitas. En este convento de Loeches son expertas fabricantes de mermeladas de todo tipo, merece la pena probarlas.  Pero si te puede la curiosidad puedes echar un vistazo a la pequeña iglesia barroca que se abre al público en los horarios de misa.

Monasterio de la Inmaculada Concepción

No obstante, no fue hasta 1633 cuando Loeches ocupa definitivamente un lugar destacado en el mapa. Ese año el señorío fue adquirido por Don Gaspar de Guzmán, más conocido como el Conde-Duque de Olivares. El valido de Felipe IV, fue sin duda uno de los grandes protagonistas de su tiempo y su huella en Loeches puede apreciarse hasta en la heráldica del pueblo, que es el escudo de la Casa Olivares. Tras adquirir el señorío, Olivares intentó hacerse con el patronazgo del convento de las carmelitas, y al no conseguirlo, mandó construir un monasterio mucho más imponente justo en frente. 

Se trata del Monasterio de la Inmaculada Concepción fundado en 1640, y que fue encargado a Alonso Carbonel (el arquitecto del Palacio del Buen Retiro). Junto al monasterio se construyó un palacio del cual, en la actualidad solo se conserva su puerta. Podía accederse directamente desde el palacio al interior de la iglesia del monasterio a través de un balcón que aún se conserva hoy en día. Era muy significativa la colección de arte del monasterio, albergaba obras de Alonso Cano, Rubens, Bassano, Tintoretto, Veronés y Miguel Ángel, entre otros. Pero en 1809, durante la Guerra de Independencia la colección fue saqueada por el general Horace Sebastiani de la Porta y muchas de estas obras fueron llevadas a Francia, donde hoy pueden ser vistas en museos como el Louvre. 

En 1643 el conde-duque de Olivares cayó en desgracia y fue desterrado a Loeches, pasó aquí dos años hasta que en 1645 fue desterrado nuevamente, en este caso a Toro, un lugar más alejado de la corte de Madrid, aunque por poco tiempo. Tras su muerte ese mismo año volvió a ser trasladado al monasterio de la encarnación en Loeches donde permanece enterrado junto a su esposa, Doña Inés de Zúñiga. 

Sin embargo, a pesar de albergar los restos de Olivares, este monasterio es conocido por el panteón de los duques de Alba. Esto se debe a que la Casa de Olivares se incorporó a la Casa del Carpio y luego a la Casa de Alba, por el casamiento de Catalina de Haro y Guzmán, V duquesa de Olivares, con Francisco de Toledo y Silva, X duque de Alba de Tormes en 1688. El panteón de los alba se encuentra en una capilla lateral y fue fundado en 1909 Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba de Tormes y XIII conde-duque de Olivares. El panteón es obra de Juan Bautista Lázaro y está inspirado en el de El Escorial. Cuando estuvo listo Jacobo trasladó al panteón a algunos de los principales miembros de la Casa de Alba. Destaca en dicho panteón el mausoleo de María Francisca de Sales Portocarrero, hermana de Eugenia de Montijo y emperatriz de Francia, obra de Charles-Alphonse-Achille Gumery.

Hasta ahora para visitar el monasterio, -del que las monjas se fueron hace bastantes años ya-, bastaba con llamar a la puerta de Francisca, que vive justo debajo y se encarga de su limpieza y mantenimiento. Pero en las circunstancias actuales, al ser una persona de riesgo no atiende a los visitantes.

Iglesia parroquia Asunción de Nuestra Señora

La iglesia parroquial es también uno de los monumentos más destacados de Loeches aunque ha sido bastante maltratada durante el siglo XX. Es una construcción de tres naves del siglo XVI en la que se mezclan diferentes estilos arquitectónicos, solamente en sus tres portadas puede percibirse una muestra de ello: una es de estilo toscano, otra gótica y la última renacentista. La sólida torre, edificada por entero con sillares es algo más tardía. Durante la Guerra Civil se destruyó el chapitel que coronaba el crucero, así como el retablo principal y muchas de las tallas de los santos, entre la de la  Virgen de las Angustias, -patrona del pueblo-, de la que solo se conserva la mano derecha que fue integrada en la talla moderna que la sustituyó.

Lo más curioso de que podemos encontrar en la iglesia parroquial de Loeches es algo que a simple vista pasaría desapercibido, y de hecho durante siglos así fue. Esta pieza de gran valor histórico es una talla en piedra de un Calvario datada en 1295, la más antigua de estas características de la comunidad de Madrid y que actualmente se encuentra en la parte frontal del altar mayor. Sin embargo no siempre estuvo ahí. A mediados de los setenta, en unas obras de reforma de la sacristía, bajo el cemento de la pared apareció este pequeño calvario conservado en muy buen estado. 

Otras cosas interesantes que ver

Además de los conventos, la iglesia parroquial o los restos del palacio de Olivares, callejeando por Loeches pueden verse algunos edificios interesantes, la mayoría son casas particulares de carácter más monumental. Una de ellas está en la plaza del pueblo, los naturales de Loeches la conocen como la casa de los del ABC, ya que pertenecía a los Luca de Tena. Se trata de una vivienda de estilo modernista, de principios del siglo XX. De la misma época, quizá algo anterior es la casa de los Sanz, una familia de importantes joyeros de Madrid que fijaron en Loeches su segunda residencia. Es una casa de piedra caliza, con un mirador en la parte superior. La casa cuenta con un jardín delantero en el que pueden verse un gran pino, muy deteriorado por los efectos de la borrasca Filomena. 

Otra casa menos ostentosa que las anteriores, pero quizá incluso más interesante se sitúa en la calle Manuel Rosales, y fue propiedad de un arquitecto natural de Loeches del mismo nombre. Fue una persona destacada en el pueblo y proyectó el antiguo Ayuntamiento, un edificio de principios del siglo XX, -que según cuentan-, era mucho más pintoresco y acogedor que el actual. La casa de Manuel Rosales es también de finales del XIX o principios del XX, y puede identificarse fácilmente por el único balcón que conforma su segunda planta o por su cenefa de azulejos azules con formas de estrellas. Actualmente, la casa se encuentra muy abandonada, pero un vecino del pueblo confirma que recientemente ha sido comprada por alguien que pretende devolverle su antiguo esplendor. 

Si después de callejear te entra el gusanillo la plaza del pueblo está rodeada por bares y que son una buena opción para tomar algo. Para comer el Restaurante Ronquillo, también muy cerca de la plaza es una apuesta segura. Otro bar-restaurante clásico de Loeches es el Lucky Star, al lado de la piscina municipal. Para los más fiesteros, en el polígono, en la carretera hacia Torrejón está la Fábrika, un local que ha conseguido adaptar el ocio nocturno a las medidas sanitarias. Si lo tuyo es más el deporte la mejor opción es explorar los caminos de alrededor del pueblo a pie o en bicicleta aunque Loeches también dispone de una gran oferta de instalaciones deportivas: fútbol, fútbol 7, fútbol sala, baloncesto, voleibol, tenis, pádel…

Si ya conoces Loeches o si te animas a ir puedes dejar en los comentarios tus impresiones o completar la información si crees que falta alguna cosa importante sobre el pueblo.