En el siglo XXI aún existen civilizaciones y pueblos anclados en el pasado infernal que abrazan los vestigios neandertales y que en determinadas latitudes del mapa terráqueo, convierten a ciertos humanos de hoy en seres abyectos, que basándose en mandatos supuestamente divinos o religiosos y sin conciencia ni respeto al prójimo, tratan al congénere como mero instrumento a su servicio, arrebatándole hasta el derecho a la vida sin atisbo de piedad o remordimiento.
En fechas recientes, todos hemos temblado hasta la médula, encogidos corazón y alma con las espeluznantes noticias procedentes de Afganistán y su violación y pisoteo inmisericorde de los derechos humanos, de cualquier ciudadano que no comulgue con sus dictatoriales y delirantes ideas, haciendo claro hincapié en el sexo femenino como si este fuera el parangón del mal sobre el planeta.
Con las veintinueve normas insultantes que más bien parecen sacadas del purgatorio, han dejado a las féminas en el sitio que tan sólo ocupan los objetos inanimados, pues hasta los animales están muy por encima en cuestión de derechos sociales.
Es hora de una protesta mundial sin precedentes
Acaso olvidan que la fuente de la vida es la hembra y no varón, que solo se limita a dejar la simiente y solazarse a posteriori de su bien prestado.
Estos son los 29 preceptos, que ha implantado dicho régimen totalitario y que dan vergüenza ajena:
- Prohibición de trabajar, salir de casa, cerrar tratos comerciales, cercenando así de raíz el desarrollo de sus aptitudes y capacidades, coartando la libertad que como seres humanos les pertenece y condenándolas al ostracismo absoluto.
- Precariedad en la asistencia sanitaria condenándolas a insalud y enfermedad, a merced y destino de instituciones patriarcales inmersas en su fanatismo.
- Veto a la educación, postergándolas al analfabetismo y privándolas del crecimiento personal y el desarrollo del intelecto.
- Prohibición de mostrar su cuerpo y castigos indiscriminados para todas aquellas que haciendo uso de su imagen se salten las reglas establecidas.
- Pena de muerte para quienes mantengan relaciones sexuales, fuera del matrimonio en su estado primario.
- Prohibición del uso de productos cosméticos, vestir ropas e colores vistosos, ni siquiera pueden encargar o tomarse las medidas para hacerse vestidos, privan a las féminas del control sobre su belleza, relegándolas a la imagen más arcaica desde tiempo inmemorial.
- Prohibición de dar la mano, hablar con hombres, reír en publico o llevar zapatos de tacón, sonrojan al mas pintado.
- Prohibición de subirse a un taxi, conducir motos o bicicletas, tener presencia en radio o televisión o asistir a reuniones publicas.
- Prohibición de practicar deportes y asistir a cualquier evento deportivo, ni posibilidad de asistir a celebraciones o eventos lúdicos.
- Prohibición de lavar la ropa en sitios públicos, asomarse a las ventanas y balcones de sus casas, el uso de baños públicos y medios de transporte separados del sexo masculino, así como la prohibición de fotografiar, filmar y publicar imágenes de mujeres, conforman el primer paquete de medidas restrictivas que añadidas a otras muchas que afectan al conjunto de la ciudadanía, llevarán a dicho país, a las puertas de la autentica edad media acontecida hace mil años.
Es hora de una protesta mundial sin precedentes y que en todos los puntos cardinales del planeta, se oigan gritos de libertad y apoyo al sexo femenino y que consigamos desterrar este engendro que cercenaría si pudiera, la libertad de mas de la mitad de la población de la tierra, sumiendo a la raza humana en el caos y la barbarie.
Los derechos humanos están de capa caída en estos tiempos tan aciagos.
Logremos que el eco del grito de libertad emergido de todas las gargantas, haga temblar los cimientos de tamaño despropósito y que retiemble hasta el alma, de quien intenta imponer esa hecatombe al colectivo que es el artífice del futuro del planeta.
Va por ellas, va por todos, va… por el mañana en la tierra.