José Luis Morcillo, comisario principal de la Policía Municipal de Madrid ha advertido a las familias de los menores que habitualmente realizan la práctica del botellón en la capital de las posibles consecuencias que se derivarían de la misma.
Entre las más graves, una posible acusación de delito de abandono ante las intoxicaciones etílicas a las que frecuentemente se exponen los jóvenes en la vía pública, que en muchas ocasiones terminan con un ingreso hospitalario, y que podría traducirse en la pérdida de la tutela o la patria potestad de los hijos. Los efectivos de la Policía Municipal comunicarán a la Fiscalía o juez pertinente los casos de menores de edad que deban ser trasladados en estado ebrio hasta un centro sanitario. Los progenitores se enfrentan, asimismo, a cuantiosas sanciones de tipo económico.
La tendencia de consumo de alcohol es cada vez más habitual entre el colectivo de jóvenes, con una edad de inicio progresivamente más temprana, alrededor de los 13 años, según información del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. El 75,1% de los adolescentes de 14-18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida 6 de cada 10 adolescentes, se han emborrachado alguna vez en su vida y 1 de cada 3 lo ha hecho en los últimos 30 días. Los consumos de tipo intensivo (borracheras o intoxicaciones etílicas y “binge drinking” o consumo en atracón) han aumentado en España. Casi 2 de cada 5 adolescentes declara haberse emborrachado alguna vez en el último mes.
Los agentes comunicarán a la Fiscalía o juez las situaciones de coma etílico, lo cual derivará posteriormente en la depuración de responsabilidad de los padres por un posible delito de abandono.
Desde la Policía Municipal de Madrid también se ha remitido un aviso para la población mayor de edad, recordando la prohibición de ingerir bebidas alcohólicas en la calle y la gravedad de las consecuencias de su consumo al volante. Del mismo modo, se ha hecho referencia al volumen de detenciones que tienen lugar por parte de los ciudadanos que provocan incidentes durante el transcurso de los botellones, tales como peleas, destrozos en vehículos y propiedades y otros daños en el mobiliario urbano. Las detenciones desembocan en la celebración de juicios posteriores que pueden, incluso, conllevar una condena o suponer una serie de antecedentes.
Durante el puente del Pilar 8 menores tuvieron que ser atendidos por un consumo excesivo de alcohol; por otro lado, se interpusieron en la ciudad de Madrid 1.104 multas por tomar alcohol en la vía pública, con 106 detenidos por alteraciones, disturbios y otros delitos. Se contabilizaron, de la misma manera, una treintena de casos que superaban la tasa máxima de alcoholemia durante la conducción, en 500 controles realizados (intensificados durante dichos días por el incremento de desplazamientos).