¿Alguna vez te has preguntado por qué tu perro siempre te despierta a la misma hora? o ¿por qué sabe siempre a qué hora debe esperarte en la cama para ir a dormir? Sí, los perros son capaces de entender y saber que hay diferentes horas en el día, y para ello, no necesitan utilizar un reloj, pues son perfectamente conscientes de cuál es el momento exacto en el que tienen que hacer algo.
Y es que su propio cuerpo es el que le da las pistas sobre en qué momento del día se encuentran gracias a la detección de cambios muy sutiles en el entorno, como por ejemplo el cambio de la intensidad de la luz o las variaciones de temperatura, que ellos asocian a su extraordinaria capacidad para memorizar rutinas, ya sean las que más les gustan como las que menos.
Una de sus herramientas más poderosas es su olfato, que es entre 10.000 y 100.000 veces más potente que el de los humanos, lo que les permite captar olores que son imperceptibles para nosotros. De hecho, son capaces de detectar el olor único que tiene una persona y que permanece siempre con ella a pesar de que salga a la calle o se duche. Un olor que a medida que pasa el tiempo se va desvaneciendo del lugar donde ha estado esa persona, por ello, los perros utilizan su trufa, o nariz, para detectar cuánta presencia de este olor queda en el ambiente, y para ello utilizan la lengua para atraer dichas partículas a su órgano olfativo. Según la concentración de este olor en el ambiente pueden saber cuánto tiempo queda para que una persona vuelva a casa.
Una de sus herramientas más poderosas es su olfato, que es entre 10.000 y 100.000 veces más potente que el de los humanos
Esta capacidad de "oler el tiempo" también se apoya en los cambios de temperatura que ocurren a lo largo del día. "El aire caliente se eleva y, por lo general, circula en corrientes a lo largo de las paredes hasta el techo, se dirige hacia el centro de la habitación y cae. Si pudiéramos visualizar el movimiento del aire a lo largo del día, lo que realmente estamos visualizando es el movimiento del olor a lo largo del día", explica Alexandra Horowitz, doctora en Ciencia Cognitiva y autora de diversos libros sobre el comportamiento canino.
Pero los perros no solo son auténticos maestros del olfato, sino también de la observación, pues son capaces de aprenderse diferentes gestos o expresiones del lenguaje facial o corporal que les permiten anticipar comportamientos en los humanos que conviven con ellos. De hecho, tan solo con el tono de voz o la expresión facial pueden detectar si les estamos engañando y cuál es nuestra intención real.