La economía de fichas es un sistema de refuerzo positivo, tiene como objetivo aumentar la probabilidad de aparición de conductas positivas o deseadas. Para utilizar correctamente estos métodos, debemos tener en cuenta unas consideraciones previas:
El refuerzo debe aplicarse lo más inmediato contingente a la conducta, hasta eliminarlo. Conforme vaya progresando, deberemos ir demorándolo, y normalizando.
En el día a día, con nuestra hija no utilizamos el panel de recompensas, ya que la mayoría de esas cosas son rutinas que ella sabe que debe hacer con responsabilidad y autonomía. Un refuerzo positivo diario o técnicas de modificación de conducta como el refuerzo y el castigo, pueden generar problemas, ya que si el niño aprende solo basándose en el refuerzo positivo, estará guiado por la aprobación externa y la recompensa, sin reforzar realmente su autoestima.
Por supuesto que se puede utilizar el refuerzo +, porque nos enseña respuestas positivas, pero dependerá de qué y cuándo. Sin embargo, esta vez lo hemos rescatado y recurrido a ello, porque hemos tenido una serie de cambios que han afectado a la calidad de sueño y comportamiento de nuestra pequeña. Se utiliza cuando se necesita y se retira, para naturalizar el proceso.
El refuerzo debe aplicarse lo más inmediato contingente a la conducta
Debemos seguir un enfoque que va en la dirección de la disciplina positiva y educación respetuosa. Los refuerzos forman parte de ella, pero no es el motor. El error será una oportunidad de aprendizaje y comprender contribuye a la mejora.
Toda conducta a modificar o error es una oportunidad de aprendizaje. Y por ello se deben analizar, llevando a buscar soluciones conjuntas y creando vínculos de confianza.
No utilices el castigo, puesto que no enseña nada positivo, recuérdame lo que hago bien, creando acuerdos y rutinas, dando responsabilidades y elogios. El enfoque va orientado a dar las pautas para motivarles, más allá de las recompensas inmediatas, basándonos en valores. Y lógicamente hay límites y consecuencias.
Los límites irán de la mano de la autonomía y el respeto, así como las reglas y las consecuencias. Hablar de consecuencias en lugar de castigos, permitirá un desarrollo más sano y reflexión conjunta. Se trata de tejer un acompañamiento, una guía de escucha y respeto.