El diario El País, publicaba recientemente un artículo ( Las mentiras de Afganistán al descubierto, 23 de enero 2022) en el que hacía referencia a un libro “Los papeles de Afganistán. Los papeles secretos de la guerra” (Critica), en el que su autor, Craig Whitlock explicaba, en su presentación, como “El pecado original fue entrar en Afganistán sin un plan claro de cómo salir”. Aclarando mas adelante “Siempre se mostraron vagos sobre lo que pretendían”.
Si la principal potencia del planeta, con los mayores medios materiales y humanos a su disposición, no fueron capaces de formular adecuadamente el reto al que se enfrentaban, no debe extrañar, que este tipo de error sea más común de lo imaginable en todo tipo de organizaciones, con independencia de su tamaño.
Afganistán es un buen ejemplo de lo que Peter Drucker dice: “nada hay más peligroso que resolver el problema equivocado”.
Profesionalmente, veo que se dedica poco tiempo y esfuerzo a entender el reto o problema al que nos enfrentamos, presuponiendo que se tiene todo el conocimiento necesario para formularlo, y saltar así rápidamente a la solución.
Era Einstein el que decía: “Si tuviera 1hora para resolver un problema, y mi vida dependiera de ello, dedicaría 55mn. a definir el problema, y 5mn. a resolverlo”
En cualquier aspecto de nuestra vida, (política, negocios, profesión...) la formulación adecuada del reto o problema, al que nos enfrentamos, condiciona, determina, la búsqueda de la solución. Es el prerrequisito para su resolución.
Fmartinez2@telefonica.net
El reto debe ser capaz de describirse en uno o dos párrafos, y hacerse por escrito.
Es importante tener una metodología de resolución de problemas. Una metodología, que, en bastantes casos, no es lineal, si no un proceso iterativo, a modo de espiral que se desenrolla en busca de la solución.
Sin entrar en las causas de esta rápida búsqueda de la solución, que predispone a una incorrecta formulación del reto, este debe ser capaz de describirse en uno o dos párrafos, y hacerse por escrito.
Hace unos meses, la comisión directiva de una asociación profesional de ámbito nacional requirió mi colaboración para resolver un problema que decían tener. Cuando hablé por separado con alguno de sus 8 miembros, no todos lo explicaban igual.
Mi propuesta inicial, que cada uno de ellos me enviara por escrito el problema en el que requerían mi colaboración, pero que éste no fuera compartido con carácter previo con ninguno de sus compañeros de comisión directiva.
El resultado, de 8 escritos, se plantearon 7 formulaciones distintas del problema que todos afirmaban tener. Tan solo 2 coincidían.
El primer paso, trabajar con ellos para tener una única formulación. Nos llevó algún tiempo, pero tan solo cuando lo conseguimos, pudimos empezar a trabajar en buscar la solución.
Aconsejo por ello, que todas las personas que van a intervenir en la resolución de un problema, con carácter previo al inicio del proceso, formulen, por escrito, cual es, en la opinión de cada una, el reto/problema al que se van a enfrentar.
Es habitual, que al poner en común sus escritos, existan diferencias, por lo que siempre el primer paso, es alcanzar una formulación única. Solo entonces pasamos a la fase de resolución.
Es el inicio del camino, ¿Cómo continuarlo? Seguiremos.