La transcendencia de las distintas maneras de ver, de mirar, de observar las cosas que nos rodean, van mucho más allá de lo meramente anecdótico. A través de los tiempos, ha sido la Cultura la que ha ido marcando diferentes maneras de acercarse a la realidad, de interpretar y dar contenido a una realidad siempre cambiante en función de la evolución de la sociedad.
La Historia del Arte está plagada de ejemplos que ponen de manifiesto la acción determinante de la Cultura en el comportamiento social. Ninguna creación artística es inocua, detrás siempre hay una intención muy concreta, un mensaje con referencia elocuente a la realidad.
Uno de los referentes más representativos de lo que puede significar una obra artística socialmente, con enorme y amplia repercusión, es el cuadro titulado GUERNICA, pintado por Picasso en 1937, inspirándose en el bombardeo de esta ciudad por las tropas alemanas. En esta obra, el pintor ha querido mostrar el drama, la tragedia, el grito desesperado de unos seres, cualquiera que sea su nacionalidad, impotentes ante la fuerza bruta. Es la muerte, en definitiva, de la civilización a manos de la irracionalidad más absoluta.
Tanto el teatro como el cine se han prodigado, a través de la ficción, en exponer la realidad cambiante de la sociedad.
La situación social de la España de post-guerra ha sido magistralmente descrita por Lauro Olmo en la obra de teatro LA CAMISA: la penuria, la pobreza y la emigración reflejan la realidad vivida en los años sesenta durante el franquismo.
El neo-realismo italiano puso de relieve, cinematográficamente las consecuencias lacerantes de la 2ª Guerra Mundial. La Nouvelle Vague francesa, innovando técnicamente el lenguaje, se ocupó de narrar los sucesos del mundo cotidiano. Posiblemente sea el cine norteamericano el que más impacto ha producido en los cambios de hábitos y costumbres, ejerciendo enorme influencia social.
Esta importante incidencia de la Cultura en la vida de los pueblos, despierta grandes recelos y es incomoda para determinadas estructuras de poder. En consecuencia, es preciso frenarla. Los regímenes no democráticos, para imponer sus credos, lo primero que intentan es acallar, silenciar, suprimir todo lo que significa conocimiento, pensamiento, Cultura en definitiva. Si la Cultura es el motor del cambio social, la censura es la negación de todo desarrollo, es el impedimento de que las ideas fluyan, de que la creatividad emerja para enriquecimiento humano.
Miguel de Unamuno clama: Cultura es Libertad.