El Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido a las 9.34 horas de este 31 de diciembre en la residencia del Monasterio Mater Ecclesiae de la Ciudad del Vaticano, donde vivía desde su retiro, según ha comunicado la Santa Sede en una nota de prensa emitida por el Director de la Oficina de Comunicación de dicha institución, Matteo Bruni.
Joseph Ratzinger, de 95 años de edad, sufría desde hace tiempo un empeoramiento en su estado de salud. De hecho, el Papa Francisco rogó una oración por él al término de la última Audiencia General del año, celebrada el pasado 28 de diciembre, para que "el Señor le consuele y le sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final"; una petición que fue replicada con mensajes de solidaridad y cercanía también desde el mundo no eclesial.
Considerado uno de los mejores teólogos de todos los tiempos, experto pianista, doctor Honoris Causa en ocho ocasiones y políglota en diez idiomas, fue elegido para ostentar el cargo de Obispo de Roma y Pastor Supremo de la Iglesia Católica en 2005, escogido por los cardenales como "el más idóneo continuador y sucesor de Juan Pablo II", y ejerció como Santo Padre hasta 2013, cuando, haciendo gala de la humildad por la que se le conocía en el seno de la Institución Eclesiástica, decidió renunciar por sentirse "físicamente impedido".
Mi punto fuerte, de tener alguno, era el de presentar la fe de una manera adaptada a la cultura de nuestro tiempo
Nos deja un legado de textos y escritos entre los que destaca su trilogía sobre Jesús. "Mi punto fuerte, de tener alguno, era el de presentar la fe de una manera adaptada a la cultura de nuestro tiempo", señalaba al respecto de quienes aseguraban que su pontificado se caracterizaba más por su magisterio que por su acción de gobierno, según comunica Federico Lombardi, quien fuera su portavoz.
En abril de 2005 fue incluido en la lista de las cien personas más influyentes del mundo por la revista Time, y recibió numerosos premios y distinciones a lo largo de su trayectoria como Papa. "No temía a confrontar ideas y posturas diferentes, miraba con lealtad y clarividencia las grandes cuestiones, el oscurecimiento de la presencia de Dios en el horizonte de la humanidad contemporánea, los interrogantes sobre el futuro de la Iglesia, particularmente en su país y en Europa, y buscaba afrontar los problemas con lealtad, sin rehuirlos", añade Lombardini.