Hace una semana el colectivo LGTBI estaba de celebración, el congreso de los diputados aprobaba la tan esperada Ley Trans, que beneficia a tanto a las personas trans como al colectivo en general. Sin embargo, como se venía esperando durante todo este tiempo las críticas no han tardado en salir y los bulos son cada vez mayores.
Más allá de las personas retrógradas, que no consideran a estas personas con el género con el que se identifican, se han encargado de ensuciar esta ley, para que todos aquellos que no se han enterado bien o, simplemente, pasan del tema puedan llegar a pensar que esta norma les repercute negativamente o es `mala´ para la sociedad
Pero hay que dejar claro que es una ley que no afecta negativamente a nadie, solo intenta avanzar en unos derechos igualitarios para todo el mundo. Las personas trans también los tienen y había que regularlos y esa “gente de bien” a la que Feijóo le encanta proteger “no está en peligro”.
De hecho, tampoco están aumentando los casos de homosexualidad y transexualidad como quería dejar entrever la diputada de Vox, porque directamente no somos una enfermedad, por lo tanto, no hay casos, sino mayor libertar y menos miedo por hablar abiertamente de nuestra sexualidad o género, aunque personas como ellas intenten hacernos retroceder.
Que haya una ley trans no obliga a nadie a ser trans, solamente está permitiendo que todas aquellas personas que quieran ejercer este derecho puedan hacerlo con total libertad. Que haya una ley trans no aumenta los casos, porque directamente no hay “un adoctrinamiento a menores”.
Tampoco están aumentando los casos de homosexualidad y transexualidad
Las mujeres o leyes que las amparan tampoco se ven perjudicadas por esta norma. Que un hombre haya agredido a una mujer y posteriormente decida cambiar de género no le excluye de esos delitos. Si nos informamos con anterioridad y antes de criticar y querer denigrar algo nos tendremos que poner a recabar información para poder opinar con mayor propiedad.
En el artículo 14 del primer borrador y el artículo 41.3 del Proyecto de Ley (121/000113) recogen que “la rectificación de la mención registral relativa al sexo, y en su caso, el cambio de nombre, no alterarán la titularidad de los derechos y obligaciones jurídicas que pudieran corresponder a la persona con anterioridad a la inscripción del cambio registral particular a efectos de lo establecido en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género”.
Por lo tanto, todos aquellos delitos de violencia de género seguirán estando vigentes, aunque el agresor decida cambiarse de género con posterioridad.
Pero esto no es todo, periodistas como Ana Rosa Quintana también han intentado hacer una crítica diciendo que las madres dejarán de llamarse así y pasarán a recibir el nombre de “progenitor gestante”, aunque sigue siendo un bulo. La norma solo beneficia a las personas trans con capacidad de gestar que se les de la opción de inscribir como madre o progenitor gestante o los que no tienen esa capacidad pueden llamarse padre o progenitor no gestante, por lo tanto, no elimina esa palabra en el Código Civil, sino que lo amplía. Y madre no “solo hay más que una”, gracias a la Ley de Matrimonio Igualitario ya hay dos madres o dos padres.
Solamente queda dar las gracias a esta ley que no suponen un peligro o una amenaza, sino que avanza en derechos y ayuda a una cierta parte de la población a poder expresarse con total libertad. Este mes hemos dado un gran paso y seguiremos luchando y consiguiendo que esa igualdad sea cada vez mayor.