Llego tarde. Soy consciente. Debo ser de las pocas que se ha enterado hace apenas unas semanas de la existencia de esta serie. Bueno, miento (y os voy a contar esto para que os riais un poco de mí), cuando la vi en la portada de Netflix pensé que era un reality de las conocida familia de las 'Flores' españolas. Sí, así de ridícula soy.
Dejando a un lado lo cómico, me parece importante destacar esta serie más allá de lo que un 'culebrón' al uso te ofrece, precisamente ahora, en el mes del Orgullo LGTBI+.
En La Casa de las Flores podemos encontrar varios mensajes que rompen con lo hasta ahora establecido en este tipo de telenovelas: nos presentan a una familia muy tradicional pero que, poco a poco, va rompiendo estigmas en torno no solo a la sexualidad y el amor, sino también relacionados con el colectivo como son, por ejemplo, la homofobia y la transfobia.
Otro de los aspectos que me gustó mucho fue que cada capítulo tiene una simbología. Desde el primero hasta el último, tienen el nombre de diferentes flores que evocan sentimientos como la mentira, el dolor, la libertad, la dignidad, la lujuria, la adversidad o la gratitud, entre otros.
Ahora, vayamos al grano, ¿qué podréis encontrar en las tres temporadas de La Casa de las Flores? La sinopsis de esta serie de comedia se define a su misma como "humor negro" donde "una adinerada matriarca intenta mantener la imagen de perfección familiar cuando la amante de su marido airea los trapos sucios". La primera temporada es absolutamente frenética.
La Casa de las Flores es una florería histórica de la que la familia de la Mora es dueña. Lo que no se espera Virginia, la cabeza de familia, es que toda la prosperidad familiar que muestran de cara a la galería, no proviene tan solo de los ingresos de este negocio, sino que cuenta con los réditos monetarios de otro negocio familiar paralelo.
No obstante, los devenires de la vida les ponen continuamente contra las cuerdas en sus esfuerzos por proyectarse a la sociedad mexicana como una familia perfecta. Y es que ya lo decía el dicho, "no es oro todo lo que reluce": dinero, sorpresas, secretos, drama, líos amorosos... ¡un cóctel que no puedes perderte porque, en el momento menos esperado, te explota en la cara!
Paco León interpreta a María José, una mujer trans
La segunda temporada comienza con el capítulo 'ROSA (símb. unidad)'. Y es que no podría tener un mejor título. El final de la temporada 1 es de los que te dejan con la boca abierta y necesitas saber más. Antes de ver la segunda entrega, recomiendo el visionado de 'La Casa de las Flores: el funeral' (siento el mini-spoiler).
"Mientras lloran una pérdida, los miembros de la familia de la Mora intentan recuperar los negocios que han vendido, planean la venganza y se meten en líos amorosos", versa la sinopsis. He de decir que la segunda me ha parecido algo más floja que la primera, la trama se desgasta un poco y a veces he adelantado los capítulos o he aumentado su velocidad para no "tragarme morralla", como quien diría.
Pero, ¡no dejéis de verla! Porque la tercera temporada de esta tragicomedia te dejará boquiabierto. "La azarosa familia de la Mora y su nueva matriarca hacen frente a su complicada situación. Los flashbacks irán desvelando el turbulento pasado de Virginia".
Los títulos de esta última entrega son PETUNIA (picardía), GIRASOL (poder), YERBERA (primer amor), MALVA (ambición), AZALEA (templanza), BETÓNICA (sorpresa), TRÉBOL (venganza), ELÉBORO (escándalo), JACINTO (celos), HELENIO (lágrimas) y, finalmente, LAURAL (gloria).
Antes de terminar, recordar que también está disponible la película de La casa de las flores. Aún no la he visto, pero está la siguiente en mi lista. Como no quiero haceros ningún spoiler, solo os diré que el amor siempre triunfa.
Teniendo en cuenta el gran estigma que hay en Latinoamérica en torno al colectivo, esta serie y los mensajes que emite a la ciudadanía son claves a la hora de visibilizar no solo la homofobia, la transfobia y el resto de delitos de odio que se ciernen sobre el colectivo, sino también la violencia directa y sus consecuencias; además de la concienciación y visibilización de la diversidad.
Créeme, aunque no te gusten las telenovelas o 'culebrones', dale una oportunidad.
¡No puedes perdértela!