“No hay camino para la paz, la paz es el camino.” Esta frase la dijo Mahatma Gandhi, culpable de que cada 30 de enero celebremos el día de la No Violencia y de la Paz.
Recordamos en ese día la importancia de la Paz a través de la figura de este activista, que luchó por los derechos de la población india. El 30 de enero de 1948 murió asesinado a tiros a manos de Nathuran Godsen, y desde entonces conmemoramos su muerte cada año celebrando el día de la Paz.
Los niños lo celebramos, por ejemplo, haciendo actividades en los colegios para recordar la importancia de luchar por un mundo sin violencia, nos alegramos por la suerte que tenemos por haber nacido en un país en Paz. Cada año, miles de niños españoles nos reunimos en los patios de los colegios, cantamos, grabamos vídeos y hacemos actividades con esa gran palabra de protagonista: PAZ.
Pero, a pesar de ser un día de celebración, también es un día para reflexionar y dar gracias. Reflexionar sobre lo que significa vivir en paz, sobre lo diferente que sería nuestro día a día si hubiéramos nacido en un país en guerra y darnos cuenta de lo afortunada que es nuestra situación.
Tenemos una casa donde vivir, un colegio donde estudiar, comida que llevarnos a la boca, ropa con la que vestirnos, podemos andar sin preocuparnos de nada, podemos quedar con amigos cuando queramos, podemos tener momentos de ocio… ¿Y por qué tenemos esta suerte? Porque, por azar, hemos nacido en un país desarrollado en una época sin conflictos bélicos y desde el día en que llegamos al mundo no hemos conocido otra cosa diferente a la Paz. Pero eso no es lo normal, aunque nosotros pensemos que sí.
No hay camino para la paz, la paz es el camino
Se estima que 100.000 bebés mueren cada año por culpa de la guerra. Solo en 2018, 1.106 niños murieron en la guerra de Siria; casi 12.000 han muerto en este conflicto que parece no tener fin. 10.000 niños han muerto en la guerra de Yemen y, como estas dos, siguen activas en el mundo más de 50 guerras. Pero la muerte no es el único de los peligros de no vivir en paz; muchos niños, para intentar sobrevivir, se unen a las guerrillas y se convierten en niños soldado. Se estima que hay en todo el mundo unos 300.000 niños y niñas soldado, aproximadamente los mismos que viven en todo Madrid capital. Estos niños, intentan huir de una muerte segura arriesgando su vida cada día, luchando en conflictos armados de gran magnitud hechos por y para adultos, se convierten en víctimas y verdugos y destrozan su vida para siempre. Increíble, ¿verdad? Nosotros que solo hemos conocido la Paz, debemos pensar que existen otros niños que no tienen más remedio que olvidarse de su vida anterior (algunos ni siquiera la han tenido), olvidarse de los juegos, olvidarse de los amigos e incluso de la familia y adentrarse en un mundo de adultos, de violencia, de guerra, de miseria. Un mundo donde ningún niño debería estar y, que les cambia la vida para siempre.
Por eso, en el día de la Paz no podemos olvidarnos de lo privilegiados que somos. Porque la Paz es un privilegio que nos ha venido dado. Tenemos que valorarla y cuidarla ¿Y cómo hacemos eso? Pues sintiendo la responsabilidad y la obligación de conservar la paz que nuestros progenitores nos han brindado y que tantos niños y niñas ansiarían tener.
Conservar la Paz en nuestro mundo de niños se consigue no peleándonos, no generando conflictos con los compañeros, no insultándonos, no pegándonos, pero también respetando al prójimo, no ignorando a nadie, no hablando mal a nuestros padres o familiares… no parece mucho, pero si millones de niños intentamos todos los días de nuestra vida conservar la paz que nos han dado estaremos, al menos, devolviendo algo a la sociedad que nos ha concedido este privilegio. Porque muchas personas no viven en Paz (y poco podemos hacer los niños al respecto) pero, ya que nosotros sí, por respeto a ellas, al menos tenemos que conservarla y aprovecharla ¿No creéis?