Comenzó con más pena que gloria el año que ya disfrutamos o sufrimos.
La diferencia entre cumbre o abismo, dependerá del lugar del planeta en donde asientes tus huesos y de que salud, amor y dinero sean constantes luminosas y vitales, en el sendero que a diario emprendemos.
Pues aquel que navega entre las tinieblas de la enfermedad, el desamor o la precariedad económica, tal vez viva con la sensación de que mora en purgatorio o infierno.
Pero mantengamos viva la llama de la esperanza y soñemos en que este nuevo año sea el comienzo del fin, de los días sombríos cercanos en el tiempo.
Que la incertidumbre del futuro solo sea pesadilla soñada tras jornada de resaca y desparrame, imaginemos que el mañana se asiente sobre la nostalgia de las almas perdidas y confiemos que los días venideros vengan cargados de dádivas.
Brindemos por las cosas dañinas que ya sucedieron, pues aunque dolorosas y pérfidas ya forman parte del pasado.
Levantemos nuestra copa por el porvenir merecido ganado a golpe de miseria o escarnio y hagámoslo también por el presente incierto.
Que jamás vuelvan a llenarse hospitales y osarios de muertos sin nombre, que abandonaron la vida a solas con sus miedos.
Que las colas del hambre y miseria se tornen en breve, en fausto y riqueza.
Que una nueva hoja en blanco abierta a paz y concordia, nos permita escribir sobre ella palabras de ilusión y esperanza.
Que las sonrisas se multipliquen por mil y afloren en los labios vacíos de besos y que la magia del tiempo, nos traiga fortaleza y coraje para afrontar valientes los retos venideros.
Que el viaje al destino soñado sea placentero y que la aventura de andarlo sea gratificante y suave.
Que el signo del triple dos que emprendemos, sea como marcan los cánones numerológicos, emblema de adaptación a tesituras adversas y símbolo clave para afrontar contratiempos o dislates, pues aunque estamos de paso y el existir del humano es breve, mas vale aferrarse a la vida como tigres con uñas y dientes, que sin lucha abrazar a la muerte.
La ciencia humana consiste más en destruir errores que en descubrir verdades
El libro de la vida lo escribe el homo sapiens, pero debe aprender que existen fuerzas como la madre naturaleza, que tienen voz y parte sobre el destino soñado.
“La ciencia humana consiste más en destruir errores que en descubrir verdades”, como dijo el maestro Sócrates con gloria y tino o “buscando el bien de nuestros semejantes, hallaremos el nuestro” como afirmó Platón con ímpetu y vehemencia. Ambos filósofos griegos estaban en lo cierto.
En el año del tigre o del trío de doses, tal vez nos aguarden la magia y el milagro, mientras tanto, continuemos caminando por el sendero, pero a sabiendas de que de vez en cuando, podemos perdernos en múltiples vericuetos..