Un país puede definirse por sus tradiciones, pero también por la gestión de sus dirigentes. Si analizamos en qué partidas se destina el dinero público, podríamos realizar una radiografía de la sociedad y de sus principales intereses, darnos cuenta de la realidad en la que vivimos y lanzar la siguiente pregunta ¿qué pesa más, la diversión o la solidaridad?
Hace unos días pude conocer, de primera mano, las instalaciones de un nuevo comedor social ubicado en Humanes de Madrid. Un proyecto organizado por un sacerdote de 86 años, y que ha contado con la ayuda de varios voluntarios y voluntarias de la ciudad y otras partes de la región. Sin embargo, como él afirmaba durante la entrevista, por parte de las instituciones, el silencio ha sido SEPULCRAL, y mientras algunas entidades privadas aportaban su granito de arena, el propio Ayuntamiento no ha proporcionado ni un solo euro.
Ante estas afirmaciones, a una le entra la curiosidad por saber el por qué de la falta de colaboración institucional, sobre todo del propio consistorio de la ciudad. Hablando con mis compañeros, vimos que en Humanes se destinan más de 300.000 euros a las fiestas. Este mismo año se ha aumentado la partida en 160.000 euros más. Eso sí, para el comedor social que atiende a más de 200 vecinos, no hay dinero. "El Ayuntamiento pone la fiesta y el comedor social el pan", es una vergüenza a ojos de cualquiera que mire a los lados y vea la pobreza en la que se está sumiendo el país.
Aunque es más bochornoso saber que las prioridades de una ciudad se centran en la farra antes que en ayudar a los más pobres, en conservar las "tradiciones" que en hacer pequeños cambios en los presupuestos para atender las necesidades de su gente. Hemos votado a personas que prefieren vernos borrachos que con un trozo de pan en la mesa, anteponen la celebración de eventos taurinos a ayudar a un sacerdote de ¡86 años! a levantar un COMEDOR SOCIAL que atiende a MÁS DE 200 PERSONAS. Es denigrante, por no decir otra palabra.
Somos personas, con nombre y apellidos, con una vida, con necesidades específicas y personales, somos seres distintos, y merecemos ser reconocidos, cuidados y amparados
No obstante, no me gustaría centrarme solo en las partidas destinadas a las fiestas. No podemos ocultar, opacar, pasar por alto cómo casi todos los políticos, año tras año, deciden, humildemente, subirse los sueldos a niveles estratosféricos, ¿cobro más que el presidente del Gobierno? Pues sí. ¿Me apetece coger un avión privado para ir a comprar pipas? También, ya que me lo pagan mis queridos ciudadanos... A esto estamos votando, estas son las personas que, por gracia o desgracia (mi opinión es clara), controlan nuestras actividades, nuestro dinero y, prácticamente, nuestras vidas.
Ayuntamientos que destinan más de un millón de euros a sus sueldos cuando Cáritas está atendiendo, según los datos de su propia web, a 2,62 millones de personas, ¡CASI TRES MILLONES DE PERSONAS! Gente que, en la mayoría de los casos, por no tener no tiene ni una vivienda digna, un derecho recogido en la propia Constitución Española de 1978, concretamente en el artículo 47, "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación".
"Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias", esta frase parece más un chiste que una realidad. ¿No estáis cansados de escuchar cómo salen nuevas ayudas a la vivienda, al alquiler, a las familias...? Mientras tanto los impuestos suben, el precio de los alimentos y de los productos básicos se dispara, el gas y la luz prácticamente son bienes de lujo, y qué decir de la gasolina. La deuda de nuestro país aumenta, ¿pero salen todas estas ayudas? Nos dan la vaselina vendiéndonos que todas las subvenciones son para nuestro bien, mientras ese mismo dinero que nos dan nos lo quitan de otras partes. Y luego llega el político de turno que, en redes sociales, a la vista de TODO EL MUNDO, tiene la poca decencia de decir "¿Cómo vamos a pagar el aire acondicionado durante la ola de calor?" ¡Si tú no pagas impuestos, o cobras un sueldo de 100.000 euros! ¿Qué sabrás tú de deudas, de no llegar a fin de mes, de no poder mantener a tu familia, de verte en la calle? Mientras aquellos a los que has votado siguen subiéndose el sueldo, cada vez más y más...
Es una auténtica vergüenza, es la maldad encarnada. Cuando pierdes tu propia humanidad empiezas a tratar a la gente como una masa, un ente abstracto donde no hay caras ni nombres, solo cosas que se mueven y respiran, a las que tienes que controlar. Pero ahí tengo que decir que lo siento mucho pero sí, somos personas, con nombre y apellidos, con una vida, con necesidades específicas y personales, somos seres distintos, y merecemos ser reconocidos, cuidados y amparados. La democracia defiende la soberanía del pueblo, si perdemos eso, dejamos de vivir en una democracia, si nos controlan, dejamos de ser libres, y si nos desposeen de todo, nos matan socialmente.