Este fin de semana la Universidad Complutense de Madrid vivió un acontecimiento cuanto menos estremecedor. Los jóvenes se juntaron en el recinto para celebrar un macrobotellón que, lejos de guardar las medidas sanitarias establecidas, estuvo marcado por el alcohol, el desmadre y la falta de control ante posibles contagios de covid-19. ¿La explicación? "Ya estamos vacunados".
Los universitarios decidieron tirar la casa por la ventana y unirse para celebrar una fiesta sin precedentes. Sin mascarillas, sin distancia y con 25.000 personas en el recinto, la UCM se vio inmersa en una macro fiesta de la cual no queremos saber las consecuencias...
Por si fuera poco, muchos jóvenes aleaban que, como ya estaban vacunados, no pasaba nada por organizar ese evento, y que no corrían riesgo alguno. ¿Y luego nos quejamos de que pongan restricciones? Vergonzoso.
Al día siguiente la cantidad de basura y residuos de la noche anterior llenaban las zonas comunes
En esta línea, en el camino de vuelta a casa, muchos de estos universitarios cogieron transporte público, colapsando los vagones del Metro. De nuevo repiten los mismos errores: sin mascarillas, cantando y gritando, todos arrejuntados, sin dejar un mínimo hueco para que el vagón pudiera ventilarse, y poniendo en riesgo a otras personas.
Además, y por si fuera poco, al día siguiente la cantidad de basura y residuos de la noche anterior llenaban las zonas comunes del campus. Bolsas de basura a rebosar, botellas y desperdicios tirados por el suelo, plásticos y comida esparcida... Todo un cuadro que, obviamente, tuvieron que limpiar otros.
Por su parte, desde la dirección de la Complutense, han condenado públicamente este acontecimiento, que reunió a 25.000 personas. Además propone que se cree un órgano que controle este tipo de acontecimientos. "Desde la Universidad Complutense de Madrid condenamos este tipo de celebraciones incívicas e ilegales", expresan en un comunicado. A esto añaden que estos actos son aún más censurables al encontrarnos en una situación tan delicada como es la pandemia del covid-19, y la pérdida de vidas que llevamos arrastrando desde hace casi dos años.