Al talento y a las habilidades coreográficas se le suma la investigación conceptual, tejiendo alianzas con otras disciplinas como el cine, la literatura, la filosofía o la pintura
Consiste en un espectáculo de gran lirismo donde Rocío Molina está acompañada del maestro guitarrista Rafael Riqueni. La bailaora ofrece con su baile un homenaje a la maestría de un instrumento cuyo recital, según expresa la compañía “auspicia en la artista un movimiento original, poético, tierno, surreal’.
En este espectáculo, Yerai Cortés y Eduardo Trasierra entablan un diálogo que profundiza las posibilidades polifónicas de la guitarra, y añade, al estudio previo, los recursos necesarios que permite el dueto. El diálogo impregna la escena hasta el punto de duplicarla. Las guitarras se contrastan.
Para poner punto final al proyecto, está previsto el estreno de una última pieza donde la guitarra se relacionará con el cante, el último vértice de la pirámide tradicional.
Rocío Molina
Nacida en Málaga en 1984 es una bailaora iconoclasta que ha creado un lenguaje propio sustentado en la tradición del flamenco, pero a la vez reinventada. Al talento y a las habilidades coreográficas se le suma la investigación conceptual, tejiendo alianzas con otras disciplinas como el cine, la literatura, la filosofía o la pintura.
Con 22 años estrenó ‘Entre paredes’ y le siguieron otras como ‘El eterno retorno’ (2006), ‘Turquesa como el limón’ (2006), ‘Almario’, ‘Cuando las piedras vuelen’ (2009) y ‘Grito Pelao’ (2018).
Desde 2014 es artista asociada al Teatro Nacional de Chaillot en París donde estrenó ‘Caída del Cielo’ en 2016. Sus obras se han representado en teatros y festivales internacionales como el Barbican Center de Londres, el New York City Center, el Esplanade de Singapur y el Festival Tanz Im August de Berlín entre otros.
Además, ha colaborado con figuras del flamenco nacional como María Pagés, Miguel Poveda, Antonio Canales e Israel Galván.
Con 26 años, el Ministerio de Cultura le otorgó el Premio Nacional de Danza por “su aportación a la renovación del arte flamenco y su versatilidad y fuerza como intérprete capaz de manejar con libertad y valentía los más diversos registros”. También recibió el Premio a la mejor bailarina contemporánea en 2019, el Premio Max 2019 y el Premio Giraldillo a la mejor bailaora de la Bienal de Sevilla.