Unicef ha lanzado un mensaje de alerta a la población: los efectos nocivos del covid-19 sobre niños y jóvenes es solo la punta del iceberg. Según los últimos datos recogidos por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), 1 de cada 7 adolescentes de entre 10 y 19 años sufre un trastorno mental diagnosticado, y casi 46.000 jóvenes se suicidan cada año, convirtiéndose esta en la principal causa de muerte en este grupo de edad.
Sin embargo, parece que este tema sigue siendo un tabú, y tan solo el 2% de los presupuestos de salud de los gobiernos se dedica a la salud mental, según los datos recogidos. Además, desde la Fundación afirman que estos problemas surgen o se han agravado a raíz de la pandemia, y el confinamiento que se vivió en varios países.
No todo viene por la pandemia
“Las consecuencias de la pandemia tienen un gran alcance, pero son sólo la punta del iceberg. Incluso antes de la pandemia ya había demasiados niños abrumados por el peso de una serie de problemas de salud mental a los que no se les había prestado atención. Los gobiernos están invirtiendo muy poco para atender estas necesidades esenciales. No se está dando suficiente importancia a la relación entre la salud mental y las consecuencias que se producen más adelante en la vida”, afirma Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
Los gobiernos solo invierten un 2% del presupuesto de salud en la salud mental
En esta línea, y siguiendo los primeros resultados de una encuesta realizada por la Fundación y Gallup, realizada a niños y adultos de 21 países, alrededor de 1 de cada 5 jóvenes, de entre 15 y 24 años, se encuentra deprimido, o tiene poco interés en acometer alguna actividad. Además, según estos datos, 1 de cada 7 niños se ha visto afectado por el confinamiento, y 1.600 millones de niños han sufrido pérdidas en su educación.
Estos problemas en la salud mental entre los más jóvenes de la sociedad generan otras consecuencias relevantes. Según un análisis realizado por la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, resultados que incluye Unicef en su informe, revelan que las pérdidas económicas provocadas por dichos trastornos mentales giran entorno a las 390.000 millones de dólares, es decir, alrededor de 337.000 millones de euros. Una cifra bastante significativa.
¿Y las soluciones?
Pero ¿Qué soluciones proponen para paliar esta situación? El Estado Mundial de la Infancia 2021, nombre que recibe el informe de Unicef, hace, en primer lugar, una petición a todos los gobiernos para que se comprometan y actúen en la promoción de la salud mental de niños, adolescentes, jóvenes y cuidadores. Para ello proponen tres puntos de acción:
- Que los gobiernos inviertan en salud mental en todos los sectores sociales.
- Integrar y ampliar todas aquellas intervenciones basadas en pruebas en tres sectores: salud, educación y protección social.
- El tercer punto, quizá el más importante, romper el silencio que rodea a todas las enfermedades mentales, dejar de estigmatizarlo, y promover una mejor comprensión de la salud mental.