De esas veces que te quedas sentada en el sofá, mirando los créditos y pensando: “¿qué acaba de pasar?” Hace un momento, estaba riéndome y medio echándome a llorar. Me estaba metiendo en el drama y, pum, el misticismo ha sido engullido por el realismo. La cabeza me estalla. No sé muy bien lo que estoy pensando. Si tengo ganas de salir a la calle a exprimir los segundos o si, por el contrario, entiendo que nada de lo que haga va a cambiar que, hace un minuto, tenía más vida que el siguiente.
Un barullo de pensamientos, ruido mental y mil (in)conclusiones. Ese cóctel te deja ‘Cortar por la línea de puntos’. Animación para adultos, se trata de una miniserie que se estrenó a finales de 2021. En síntesis, la historia es la de Zero, un dibujante de Roma que, con un armadillo por consciencia, reflexiona sobre su trayectoria vital y un posible amor mientras viaja fuera de la ciudad con un par de amigos, Sara y Secco. Parece simple, pero -spoiler- ni de broma.
Aunque merece mucho la pena, yo no se la aconsejo a todo el mundo, ni tampoco verla en cualquier momento vital. ‘Cortar por la línea de puntos’ pierde algo sentido si no has alcanzado la treintena. Puede gustarte, puedes empatizar con la historia, pero no te verás ahí. No serás el protagonista, y la magia de esta serie es que digas: “pues soy yo”. Y da igual si vives en Roma, donde está ambientada, o en cualquier otra parte del mundo. Porque vas a ser tú, porque el momento que se describe no va de idiomas (aunque haya lógicas referencias culturales) ni de lugares. Porque todos, por ejemplo, (hablando de una manera bastante etnocentrista) hemos pasado por ese instante en el que sientes que no eres demasiado joven, ni demasiado adulto, y piensas "¿qué ha pasado todo este tiempo?". Esa es una de las vigas que soportan esta trama y con la que el protagonista se lamenta reiteradamente.
‘Cortar por la línea de puntos’ son 6 capítulos de unos 20 minutos y se hacen aún más cortos de lo que son
Tampoco va a tener el mismo sentido si no eres de la generación 80-90, porque hay guiños que sería una pena que no comprendieses. Aún así, si te gusta ‘filosofar’ sobre el devenir de la existencia, en fin, póntela e ignora mis dos quisquillosos requisitos. Está en Netflix, está creada por Zerocalcare y protagonizada a modo dibujo por él mismo. En castellano, narrada (majestuosamente, cabe destacar) por Eduardo Bosch. Una joya ese doblaje, hace a TODOS los personajes.
Dicho esto, ‘Cortar por la línea de puntos’ son 6 capítulos de unos 20 minutos y se hacen aún más cortos de lo que son. Pero no hay tregua ni un solo segundo, NI UNO SOLO. Importante este detalle porque no es una serie, como suelo decir, ‘de fondo de salón’. Es que va como una locomotora y, de verdad, si parpadeas te la has perdido. Qué decir del final, que te vas oliendo como a mitad de la trama, pero que, aún así, te deja en shock. La salud mental es otra de las grandísimas protagonistas de esta historia. Y lo poco que la cuidamos, y el nulo caso que le hacemos.
Si quisiera destacaros una sola moraleja, no podría, porque todavía estoy analizándola. ‘Cortar por la línea de puntos’ no se te olvida. Se queda, hace poso. Emerge, a ratos. Está. No se sabe, aún, si habrá otra temporada. Yo dejaría que se quedase donde cerró, porque está bordada, pero quién soy yo, ¿no?