¿Qué hace al buen vino? Bueno o malo a menudo son cualidades subjetivas que dependen más del prisma con el que miramos aquello que estamos juzgando que de sus propiedades objetivas. Sin embargo, si en lugar de hablar de un niño travieso nos referimos al vino, tenemos ciertos patrones que determinan de serie si nos encontramos ante una bebida de calidad o si, por el contrario, ni con toda la gaseosa del mundo podríamos esconder el terrible sabor de esa botella.
Las cualidades del buen vino
El equilibrio es imprescindible para que el producto final sea distinguido. Este equilibrio debe darse entre varios elementos logrando que el néctar mantenga la misma distancia entre ciertas propiedades sin que ninguna se exceda sobre la otra y conformen una simbiosis perfecta entre todas. Estas son el dulzor, la acidez, el tanino y el alcohol. De entre estos valores el que más explicación necesita es quizás el tanino. Se trata de unos compuestos naturales que producen una sensación de sequedad y astringencia en la boca. Como todos los anteriores, en su justa medida da matices en el sabor y lo potencia.
Las cuatro propiedades se enfrentan entre sí: Tanino y acidez dan un sabor más duro mientras que alcohol y azúcar suavizan la experiencia. Si ninguno gana el pulso, el vino mantendrá complejidad y matices. La persistencia también es esencial en el buen vino, el sabor debe impregnarse por toda la boca a lo largo del paladar y mantenerse una vez tragamos. Además de percibir el sabor de manera prolongada y con todos sus matices es imprescindible que tenga carácter. Normalmente se trata del carácter que le otorga su tierra natal, por lo que es importante conocer el lugar de procedencia. Las condiciones de la tierra modifican las de la uva que producen y eso se vuelca en el vino.
Bodegas vino. Imagen: Archivo
Los vinos con mayor reconocimiento en el mercado
Si aúnas estas cualidades en una barrica y las presentas dentro de una botella el resultado será sin lugar a dudas una de las marcas más reconocidas entre enólogos y fanáticos del buen vino. Entre estas podemos mencionar Vega Sicilia, reconocido a nivel internacional y con Denominación de Origen (DO) Ribera del Duero. Conseguir alguna de estas botellas es un privilegio al alcance de pocos. Tienen un cupo de clientes muy reducido con derecho a comprar a precio fijo y con una cantidad de botellas acotada. Eso sí, si consigues acceder a esta lista, entre clientes privados, restaurantes y comercios especializados, sabrás que lo que recibes es la máxima calidad de una cosecha limitada.
Botella Vega Sicilia. Imagen: Tempos Vega Sicilia
El Mauro no tiene nada que envidiar al Vega Sicilia, excepto su DO, que no ha conseguido por su ubicación geográfica, pero no ha necesitado para alcanzar el prestigio que posee. La principal uva de la que se compone es tempranillo y el resultado es un vino de amplios registros aromáticos y muy equilibrado. Su densidad y textura proporcionan un recorrido sedoso que deja a su paso el sabor que dan los taninos y la acidez en armonía. Son estas sensaciones las que se ven marcadas por las características que describíamos y que se ausentan si damos con un vino más plano.
El valor numérico de estos vinos no es lo que determina su calidad, es justo lo contrario. Del cuidado a la hora de seleccionar las uvas, las propiedades específicas del terreno y los procesos artesanales es de donde viene ese precio. Requieren un mayor trabajo para una producción menor, de modo que cuantas menos botellas generan más aumentan sus precios. Es el caso también del Pingus. Este tinto, fruto de procesos tradicionales, tiene un final largo y un punto dulce en su sabor. La bodega Dominio de Pingus emplea uvas de Tinto Fino y cuenta con una prensa, varias hileras de barricas nuevas y antiguas tinas de madera. Métodos rudimentarios que limitan la producción, pero dan un resultado único y costoso.
Las subastas como ventana a vinos de lujo
Precisamente la exclusividad para acceder a estos mercados es un problema para los que no se contentan con degustar una copa durante una comida. Otra manera de tener posibilidad de hacerte con alguno de estos productos es por medio de subastas. A través de medios como Tuccibel, si cuentas con la pericia y paciencia necesarias, puedes adquirir alguna de las marcas gourmet de Aranda del Duero. En este caso, su buque insignia es un reserva de Ribera del Duero que procede de viñedos datados de 1907.
Tuccibel reserva. Imagen: Tuccibel
La recolección a mano de los racimos de mayor pureza, como en los otros casos, limita la producción a 54 unidades. Esto hace que las subastas presenciales sean la mejor alternativa para acceder al reducido número de botellas del que disponen. Además de su vino único, que cuenta con la medalla de oro en el concurso mundial de Bruselas 2014, Tuccibel espera un crianza más asequible y accesible para un público más amplio. Su catálogo de lujo se completa con un champán y dos licores blancos: Un vodka y la ginebra Tuccibel. Esta propuesta viene de la mano de Adrián Martínez, empresario madrileño y socio fundador de la empresa dirigida a los amantes vinícolas que solo se conforman con lo mejor.