Macarras de barrio, chándales feos, aros dorados, letras sobre sexo y drogas, marginalidad, bases electrónicas… Desde que los Kefta Boyz, posteriormente llamados Pxxr Gvng, lanzaran la primera canción de trap en España en 2013, la visión de la masa social ante este subgénero del rap ha cambiado enormemente. Para muchos, dichas características y actitudes son semejantes a las representadas por el Cine Quinqui y el quinquismo, llevando a cabo paralelismos entre esta nueva corriente y sus protagonistas y los tan conocidos quinquis característicos de los años 70 y 80.
En primer lugar, ¿Qué es el cine quinqui?
Durante el franquismo, a causa del gran trasvase de población como consecuencia del éxodo rural, se crearon multitud de barrios periféricos donde se alojaron enormes cantidades de personas. Dicho asentamiento fue llevado a cabo sin ninguna planificación estatal, convirtiéndose algunos de estos nuevos barrios en zonas degradadas que serían en muchos casos pasto de la droga y lugares muy conflictivos durante la transición, como consecuencia de la crisis del petróleo. Eran lugares donde la educación no estaba al alcance del grueso de la población del barrio y, además, las posibilidades laborales eran más bien escasas. Fue en ese contexto donde nació el quinquismo, el lugar en el que personajes como El Vaquilla o el Jaro se convirtieron en leyendas de la España B, la de la chabola y delincuencia, la de labrarse un futuro de la mejor manera posible, incluso si implicaba delinquir. Precisamente, como forma de retratar dicha realidad deprimida, es cómo nació el Cine Quinqui bajo la mano de directores como Eloy de la Iglesia o José Antonio de la Loma.
Existe un estilo muy marcado que obliga a situar al trap en un plano mucho más amplio que lo meramente musical, la “Cultura Trap”
Rodado en los extrarradios mencionados, el tema central y recurrente del género era la delincuencia y marginalidad que rodeaba a los jóvenes setenteros y ochenteros. Eran tiempos difíciles para ser joven y pobre. La droga jugaba un papel fundamental en este mundo, apareciendo imágenes de personajes “chutándose” caballo, yendo “colocados” o sufriendo el “mono” o síndrome de abstinencia. A pesar de esto, también tenía gran importancia el amor familiar y de pareja, siendo en ocasiones el objeto por el cual los personajes llevaban a cabo sus malas acciones. Junto al contexto, otra característica básica del cine quinqui era el uso de actores amateurs, incluso, en ocasiones recogidos en las mismas calles, siendo frecuente que el mismo delincuente se interpretara a sí mismo o a otro delincuente buscando el realismo. Esto restaba calidad a la interpretación, no obstante, ahondaba en el propósito de las películas.
Generación Trap y la actualidad
Volviendo a la actualidad, una gran parte de la juventud española es oyente o se encuentra influenciada por el trap y sus protagonistas, los denominados traperos. Esto es comprobable a lo largo y ancho de las localidades que pueblan España, de hecho, existe un estilo muy marcado que obliga a situar al trap en un plano mucho más amplio que lo meramente musical, la “Cultura Trap”.
Situados de la misma manera en contexto de pobreza, precisamente tras la Crisis de 2008 y los años posteriores, la gran mayoría de iniciadores de este género pertenecen a familias pobres de barrios periféricos. De hecho, muchos de las zonas visibles en las películas de Eloy de la Iglesia o de la Loma parecen repetirse como el Pozo del Tío Raimundo en Vallecas, lugar de nacimiento del grupo feminista Ira Rap. Otro punto en común es la presencia de inmigrantes con autores como Khaled o Yung Beef, ambos pertenecientes a Pxxr Gvng. Sin embargo, en la actualidad, la gran mayoría provienen de fuera de España y no del entorno rural.
Junto a esto, la mayor similitud que para muchos hace afirmar la semejanza es el mensaje existente en las letras de las canciones. Tanto quinquis como trapers se enmarcan en una realidad de miseria y un contexto desfavorable ante una sociedad que los oprime. Esto les hace situar a las drogas en un lugar destacado en su vida a modo de evasión o como una simple forma de sobrevivir. A su vez, la marginalidad juega un papel importante. El robo, los actos violentos, la amenaza de la autoridad y su no reconocimiento, todos ellos son visibles en las letras de autores como Kidd Keo o Kaydy Kain. El triunfo, la riqueza, aunque también la lealtad y la familia.
De hecho, muchos de ellos son conscientes de estas similitudes e incluso llegan a acercarse al género a través de videoclips, frases o su propio nombre. Este último es el caso del Jincho, un artista de origen dominicano afincado en el barrio madrileño de Orcasitas que tiene como pseudónimo “el quinquillero neto”, precisamente, por su valor como sinónimo de marginal o barriero.