Santiago, de 66 años, lleva ingresado en el Hospital Gregorio Marañón desde el 27 de abril por Covid-19. Él no sabe cómo se contagió, al igual que su mujer, ambos acudieron a Urgencias del hospital al sentirse con falta de aire, “como con un catarro fuerte”, los dos ingresaron por Covid-19 ese mismo día. “No recuerdo más que me dijeron, sois positivos por Covid-19, y ya perdí el conocimiento”, rememora el paciente.
No recuerda nada más, pero su situación se fue agravando y a los dos días precisó su ingreso en la UCI del Hospital Gregorio Marañón con neumonía bilateral que le ocasionaba insuficiencia respiratoria. Una situación empeoró, y ya no fue suficiente el oxígeno de alto flujo, con lo que hubo que proceder a la sedación y la intubación. “Fue un momento muy duro para toda la familia, porque nos dijeron que la situación era muy complicada y que su corazón estaba al 35%, nos dijeron que lo iban a intentar todo, y sabemos que en este hospital hay grandes profesionales”, explica el hijo de Santiago.
“A mí me han salvado la vida dos veces ya en el Marañón, primero por mi operación de corazón y ahora con el Covid-19”, recalca Santiago, ya que ha sufrido arteriosclerosis coronaria y un infarto de miocardio, por lo que fue intervenido en el Hospital Gregorio Marañón. “He pasado mucho, mucho miedo, solo pensaba en cosas malas. Aquí, en la UCI conozco a todas las enfermeras, los médicos y las auxiliares, han sido mi única compañía”, recuerda. “Nos llamaron hasta cuatro veces para decirnos que iban a intentar despertarlo, pero al final había alguna complicación y no podía ser. Ha sido muy angustioso esperar esas llamadas, hasta que finalmente se consiguió”, narra Daniel.
Toda la familia de Santiago que vive en su casa se contagió, además de su mujer, unos de sus hijos y su nieto. Daniel, que acompaña a su padre a la planta de hospitalización, asegura que “mi idea del virus ha ido cambiando, con las visitas a mi padre a la UCI, he visto como cada vez ingresaba gente más y más joven, he entendido que el Covid-19 puede ser muy grave tanto para jóvenes como para mayores”.
Santiago ya está en la planta de hospitalización del Gregorio Marañón, lleva ingresado 108 días, 95 de ellos en la UCI y dos meses sedado. Ha necesitado rehabilitación respiratoria y ahora también física para poder recuperar la masa muscular perdida, además de terapia ocupacional. Toda su familia, recuperada, le espera en casa, quiere dar caramelos a su nieto, sacar a los perros a pasear y viajar a su pueblo. “No sé cómo lo pude coger, siempre hemos sido muy cuidadosos por mi enfermedad del corazón, además iba por la calle y decía a los chavales, poneros la mascarilla, que los jóvenes también caen. Que todo el mundo se cuide por ellos y por sus padres y sus abuelos. Yo he pasado mucho miedo”, insistía Santiago desde su cama de la UCI del Hospital Gregorio Marañón.
Él no sabe cómo se contagió, al igual que su mujer
Programa de atención especial
Para ayudar a Santiago en su recuperación, el Hospital Gregorio Marañón cuenta con el Programa de Atención a acientes Covid Post-UCI, en el que recibe atención multidisciplinar de los servicios de Medicina Interna, Neumología, Rehabilitación, Endocrinología, Psiquiatría, Enfermedades Infecciosas, Geriatría, Unidad de Cuidados Intensivos y Anestesia y Reanimación, Cardiología y enfermería para atender las necesidades físicas y psicológicas derivadas de un ingreso tan prolongado en la UCI, con un abordaje personalizado y dando continuidad asistencial a todo el proceso clínico del pacientes.