Los que seáis habituales de esta sección, sabréis que suelo huir de 'Los 10 más vistos' de Netflix. Sin embargo, una vez leída la sinopsis de esta serie, fue imposible resistirme: "La carrera de una política en alza se ve amenazada cuando un vídeo sexual grabado sin su conocimiento se hace viral en las redes sociales". Con todos vosotros: Intimidad.
Esta producción de la plataforma de contenido por antonomasia nos acerca una realidad que, por desgracia, cada vez está más extendida en la sociedad actual: la filtración de vídeos y/o fotos de carácter sexual sin permiso de las víctimas. Porque, sí, las personas que tienen que sufrir cómo su vida da un giro de 180 grados a causa de que contenido suyo de carácter íntimo aparece y se viraliza en redes sociales son víctimas, y hay que tratarlas como tal.
"Si se dejó grabar, que apechugue", "Tanta vergüenza no tendrá cuando hace estas cosas" o "¿Has visto el vídeo de X? ¡Menuda guarra!", son frases que nunca o muy rara vez escucharemos en referencia a un hombre cuando ocurren estos episodios tan desagradables. Y esto, precisamente, es lo que tenemos que erradicar. Una mujer no es más o menos "puta" por grabarse teniendo relaciones sexuales o sacarse una foto hot y un hombre no es "un máquina" por sacar una foto o grabar a escondidas a su última "conquista" para enseñárselo a sus coleguitas.
Previo a comenzar a desgranar la serie -sin spoilers, prometido-, me gustaría hacer una reflexión al respecto. Mi pregunta es la siguiente: ¿Por qué siempre son contenidos femeninos los que se viralizan y, literalmente, destruyen la vida de las mujeres que sufren de estos filtrados sin permiso?. Hace escasas semanas veíamos el vídeo de un famoso presentador de nuestro país, Santi Millán, con una mujer que no es su esposa, teniendo relaciones sexuales.
Desde entonces, ¿qué ha pasado? Nada. Absolutamente nada. El presentador y actor continúa con su vida "como si nada" tras emitir unas declaraciones donde aclaraba la situación sentimental con su actual compañera para disipar las dudas de una supuesta infidelidad de la que había sido acusado. Sin embargo, más allá de estas palabras, Santi ha continuado con su trabajo en la TV e, incluso, ha sido alabado por muchos perfiles anónimos -y no tan anónimos- en redes sociales, donde le definen como "un semental" o "el puto amo".
De nuevo, me pregunto, ¿qué hubiese ocurrido si la protagonista de este vídeo hubiese sido, por ejemplo, una presentadora con reputada trayectoria o una actriz con algún reconocimiento cinematográfico? Os lo digo yo de forma muy resumida: su vida hubiese cambiado total y absolutamente para siempre. Incluso, en ocasiones, estas mujeres tienen que salir de la vida pública 'por la puerta de atrás' porque no son capaces de hacer frente a la injusta y machista presión social que nos convierte en simples cuerpos, objetos de consumo de una sociedad cada vez más podrida y misógina donde un pezón femenino es un escándalo, mientras que el masculino está completamente normalizado.
Algunas de ellas tienen que vivir hasta sus últimos días siendo "la del vídeo" o "la de la foto", mientras que Santi Millán, por poner un ejemplo bastante significativo y cercano, continuará presentando un programa en horario de 'prime time' y, después de esto, considero bastante seguro afirmar que seguirá aumentando su currículum profesional de cara al público. Es más, ya nadie habla de ello, y eso es el mejor ejemplo de lo rápido que se olvidan este tipo de 'ÚLTIMAS HORAS' cuando son hombres quienes las protagonizan.
Con esto no quiero decir que me parezcan poco lo que ha sufrido el polifacético actor y sus allegados, ni mucho menos señalarle, como si éste tuviese que padecer las mismas consecuencias que una mujer cuando se da una situación así. Al contrario. En todos los casos, indistintamente de si son hombres o mujeres, las víctimas tendrían que poder continuar con sus vidas, sin que estos delitos contra su intimidad supongan un punto y aparte -que, incluso, puede llegar a convertirse en un punto final-.
Ahora sí, y después de haberme desahogado lo suficiente -al menos, por ahora-, os dejo con el análisis de la serie que, sin duda, TENÉIS que ver.
Cuando todos miran, la intimidad nos une
La serie ocurre en Bilbao, mi tierra. Admito que esta fue otra de las razones por las que me enganchó más que un buen anzuelo. Que la protagonista sea la gran Itziar Ituño he de decir que influyó también bastante; una vez más impecable y consiguiendo hacerte partícipe de lo que siente el personaje con su actuación. El caso, que como siempre me enrollo y no voy al grano. Itziar encarna a Malen, la candidata a alcaldesa cuyo vídeo de carácter sexual es filtrado y, como es obvio, hace tambalear su carrera.
A su vez, 'Intimidad' nos narra otra historia, de una protagonista menos conocida pero con un final mucho más amargo. Ane es trabajadora en una fábrica y, por desgracia, contenido suyo de carácter íntimo también es filtrado, pero a toda su empresa; en la cual convive rodeada de hombres que literalmente la acosan por ello y mujeres que, lejos de entenderla, justifican las actitudes machistas de sus compañeros.
Pero esto no acaba aquí, y es que cualquiera podemos ser víctima de estas prácticas tan denigrantes. Mayores, pequeñas, conocidas, desconocidas... Ninguna se libra de que otro día cualquiera que te levantas de la cama para seguir con tus rutinas, la vida te cambie para siempre; y no para bien, precisamente. Así, todas ellas son objeto de miradas y comentarios, desprecios e intentos de destrucción dignos de una megabatalla de Marvel.
Sin embargo, y si algo deja claro esta serie en sus ocho capítulos -que, espero, sean más-, es que cada persona es un mundo y, por tanto, reacciona de manera diferente. Eso sí, algunos de los mensajes de 'Intimidad' están muy claros: juntas somos más fuertes y el silencio jamás beneficiará a la víctima, sino al culpable. Si te ha pasado, pide ayuda, aunque creas que tus seres queridos se van a avergonzar, no lo harán. Nunca estarás sola.
De esta manera, solo me queda mandar un mensaje y es que ojalá llegue el día en el que no tengamos que cohibirnos o tener miedo a la hora de conocer a alguien o mantener relaciones sexuales por ese pensamiento intrusivo que ronda nuestra mente: el pavor de ser "la siguiente". Una frase que puede extrapolarse a las situaciones de abusos, agresiones y vejaciones que sufrimos las mujeres a consecuencia de la violencia machista.
Por ello, vuelvo a mi reivindicación en relación con la moraleja de esta serie y es que si eres de ese tipo de personas que 'rulan' la foto en ropa interior que te ha llegado de una compañera de clase o trabajo, o simplemente de una chica de tu pueblo, permíteme decirte que eres un o una auténtico/a cretino/a y que eres no solo parte del problema, sino una de las causas de que éste no cese.
Empatía, respeto y conciencia. Hagamos de este un mundo mejor para aquellos a quienes se lo dejamos en herencia.