A orillas del río Duero se encuentra una de las ciudades más impresionantes de Castilla y León. Una capital de provincia de contrastes desde el románico de su catedral hasta los modernistas edificios que alberga en su casco histórico.
La joya de la ciudad posiblemente sea la Catedral de estilo románico con su particular cúpula gallonada por su decoración exterior de escamas. En su interior se encuentra el museo catedralicio que alberga una importante colección de tapices del siglo XVI y XVII.
Próximo a la catedral se encuentra el Castillo de Zamora, que según las crónicas data del siglo XI bajo el reinado de Alfonso II de Asturias. En época de Felipe V se harían reformas, pero hoy en día solo se conserva el perímetro del castillo de manera íntegra.
Si descendemos vamos a encontrarnos con la plaza mayor, que está el Ayuntamiento nuevo y el viejo, que es de estilo plateresco y es la actual sede de la policía local. En la plaza también se ubica la iglesia románica de San Juan Bautista.
A los pies de esta basílica se encuentra un monumento en homenaje al Merlú, que es el nombre que reciben aquellas parejas de congregantes de la Cofradía de Jesús Nazareno cuya labor consiste en reunir a los demás hermanos para comenzar el desfile procesional.
La Semana Santa, junto con la festividad de San Pedro en junio, son los dos principales acontecimientos de la ciudad. La pasión zamorana está declarada Bien de Interés Turístico Internacional con aspiración a ser reconocida como patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Además, la ciudad cuenta con un museo dedicado a la Semana Santa que se puede visitar en cualquier fecha del año.
Sin salir de las murallas que rodean el centro histórico nos encontramos con un importante número de edificios de estilo modernista del siglo XIX. La cantidad de inmuebles ha permitido la inclusión de Zamora en el exclusivo grupo de municipios que forman la Ruta Europea del Modernismo.
Ya fuera de la cerca del siglo XI y volviendo al Duero nos encontramos con el Puente de Piedra. Su importancia está en que era el único que cruzaba el río por lo que resultada de capital importancia para el tránsito de mercancías y rebaños trashumantes en su discurrir por la vía de la Plata.
A escasos metros se encuentran las aceñas de Olivares son un grupo molinos par ala producción de harina de trigo aprovechando la fuerza motriz del agua y eran de propiedad del Cabildo Catedralicio.
Con este pequeño paseo por la ciudad Zamorana, os invito a que vayáis a descubrirla. Si contáis con varios días, es recomendable ir a otro punto de la región como es Puebla de Sanabria y acudir a ver su lago.