El próximo domingo 2 de marzo, el Monasterio de Santa María de la Cruz en Cubas de la Sagra se convertirá en el epicentro de una importante celebración religiosa. Se llevará a cabo una misa de acción de gracias por la beatificación de Sor Juana de la Cruz, conocida popularmente como La Santa Juana.
El evento contará con la presencia de numerosas personalidades eclesiásticas, encabezadas por el nuncio apostólico Bernardito Auza, representante del Papa en España. "Al ser un evento que tiene que ver con una decisión de la Santa Sede, él es el más indicado para presidir este acto", nos explica José Ramón Pita, delegado de Causas de los Santos de la Diócesis de Getafe. Junto a él, estarán presentes el obispo de Getafe, el arzobispo de Toledo y un nutrido grupo de obispos y sacerdotes de distintas partes de España, así como representantes de la Santa Sede.
La ceremonia también contará con la participación de autoridades civiles. "Hemos invitado a las autoridades principales de la Comunidad de Madrid, a la presidenta Isabel Díaz Ayuso, al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y a la presidenta de la Diputación de Toledo", afirma Pita. Aunque aún no se ha confirmado la asistencia de estas personalidades, se espera una destacada presencia institucional y popular.
Un día lleno de actividades
La jornada comenzará temprano con una diana floreada en Numancia de la Sagra, lugar de nacimiento de Santa Juana. Posteriormente, en el monasterio se llevará a cabo una procesión en la que participarán los obispos concelebrantes y representantes de la Iglesia. La misa solemne de acción de gracias dará inicio tras el Ángelus del Papa, en una celebración que se extenderá hasta el mediodía. "Queremos que también sea una celebración popular, en la cual la gente esté a gusto, se sienta acogida y participe con alegría", destaca el delegado de Causas de los Santos.
Un proceso de beatificación con siglos de historia
La beatificación de Santa Juana, oficialmente reconocida por el Papa el 25 de noviembre pasado, ha sido un proceso largo y complejo. "Lo que se celebra no es una beatificación convencional, sino la confirmación de que su culto ha sido real durante los últimos cinco siglos", señala José Ramón Pita. La Santa Juana, quien falleció en 1534, fue reconocida como santa por el pueblo desde el momento de su muerte. Su canonización comenzó en 1610, pero fue interrumpida por diversas normativas. No fue hasta el siglo XX cuando el proceso se reactivó con mayor rigor.
La beatificación de Santa Juana también se destaca por haberse realizado sin la atribución de un milagro reciente, aunque José Ramón aclara: "La Santa Juana tiene muchísimos milagros registrados en la época antigua".
Un legado de fe y devoción
Santa Juana fue una figura revolucionaria para su tiempo. Se entregó a la vida religiosa desde joven y se convirtió en un referente espiritual. "Fue una mujer humilde, entregada, con un don de consejo extraordinario que llegó a influir en figuras históricas como Carlos I y el Gran Capitán", explica el delegado de la Diócesis de Getafe. A pesar de las calumnias y oposiciones que enfrentó, su legado sobrevivió a los siglos.
Su santuario en Cubas de la Sagra sigue siendo un punto de peregrinación y devoción. "Su cuerpo sigue recibiendo un montón de visitas. Santa Juana es un canal de atracción hacia Dios y la Virgen", afirma José Ramón Pita.
¿Quién fue sor Juana de la Cruz?
Juana de la Cruz, Juana Vázquez, nació en Azaña (hoy Numancia de la Sagra). Fue hija de Juan Vázquez y de Catalina Gutiérrez. A los 15 años, huyó de su familia para evitar el matrimonio y hacer realidad su deseo de consagrarse a Dios en el beaterio de Santa María de la Cruz de la cercana villa de Cubas (Madrid).
Tomó el hábito franciscano y el nombre de sor Juana de la Cruz. A los 26 años comenzó a mostrarse en ella el carisma de la predicación. A los 28, fue elegida Madre de la comunidad. Con la aprobación y ayuda del arzobispo de Toledo, cardenal Cisneros, sor Juana predicó, a lo largo de trece años "para confortar la fe de los sencillos".
En el año 1510 fue nombrada por el cardenal Cisneros párroco de Cubas, en documento de 9 de marzo, confirmado por el Papa Julio II el 4 de julio, y reafirmado y decretado por Cisneros el 28 de diciembre del mismo año. Juana recibió el privilegio de nombrar “capellán” para realizar las funciones propias del ministerio sacerdotal con los fieles de la parroquia, y se hizo cargo personalmente de las cuestiones de jurisdicción que le correspondían.
La fama de sor Juana de la Cruz, de su carisma y santidad, se extendió rápidamente. Grandes personajes de la época acudieron a escuchar su predicación, entre los que debemos destacar el Gran Capitán, el Cardenal Cisneros y hasta el emperador Carlos V.
Tras una segunda parte de su vida, en la que no faltaron enfermedades y persecuciones, murió el 3 de mayo de 1534, día de la Cruz de Mayo, fecha en que tomó el hábito, fue elegida abadesa, y, según la tradición, también había nacido.
Tras su muerte, pronto empezó a ser venerada como santa y a recibir culto público. Su fama se extendió por toda España y por todos los territorios de la Corona española, donde existen hasta el día de hoy un número importante de poblaciones llamadas “Santa Juana” como nos han podido mostrar los estudiosos de su vida y culto, y donde se encuentra numerosa iconografía suya. Pero, al no llegar a ser canonizada, cayó en el olvido. Sólo en su convento de Cubas, y a pesar de la expoliación en la invasión napoleónica y la destrucción total en la guerra civil española, se ha conservado viva su memoria.