La Asociación Vecinal Luchando por Torrejón presentó hace unos días a la Comunidad de Madrid alrededor de 3.600 alegaciones que piden a la Administración regional que no dé luz verde a la construcción de una mega planta de tratamiento de residuos y generación de biometano a unos cientos de metros de las viviendas de Torrejón de la Calzada. Se han recogido estas alegaciones durante los últimos tres meses que han sido frenéticos y en Televisión Digital de Madrid hemos podido conversar con Eduardo Adán, presidente de esta entidad, que nos ha detallado el trabajo realizado, "un trabajo arduo, pero creo que ca a dar sus frutos", nos comenta.
El fin último es que Acciona no consiga los premisos pertinentes para construir esta planta industrial que ha causado un enorme malestar social en los municipios de la zona. Eduardo Adán nos explica que en este periodo de recogida de alegaciones "hemos puesto 56 mesas informativas donde se recogían aquellas alegaciones que nos traían los vecinos". Durante este tiempo, destaca que han contado "con la colaboración del Ayuntamiento de Torrejón de la Calzada, que se han portado de diez y se han pegado una paliza tremenda". Hay que tener en cuenta que todas estas alegaciones había luego que presentarlas vía telemática a través de los registros de los Ayuntamiento y la carga de trabajo ha sido significativa.
El presidente de la Asociación agradece también el trabajo "al alcalde de Griñón, José María Porras, que nos abrió la puerta de su ventanilla única para que se registraran doscientas alegaciones y que se descongestionara el consistorio de Torrejón. También al Ayuntamiento de Parla que se llevó otras 500 alegaciones para registrar".
Estas alegaciones, nos cuenta Eduardo, han incidido en cuestiones urbanísticas, en cuestiones de salud, de posible contaminación por olores, de ruidos, por el aumento del tránsito de camiones "cada uno ha expuesto lo que lo que ha considerado". Eso sí, deja claro que "el pueblo de Torrejón se ha documentado muchísimo para alegar".
Estas protestas las ha llevado la asociación a la propia promotora del complejo ya que esta entidad, relata Eduardo, "es la única que se ha sentado con Acciona a hablar con ellos. Una reunión que fue algo tensa porque nosotros no nos doblegamos y dejamos claro que no tenemos ningún interés en que se ponga la planta. Ellos nos quisieron presentar un proyecto que parecía poco menos que Disneyland y se encontraron con un equipo de trabajo muy documentado y que les rebatimos punto por punto todo lo que nos dijeron".
Se ha realizado un trabajo que Eduardo califica de "bastante arduo y muy pormenorizado, nos ha costado mucho trabajo y muchas horas". Además, no solo han seguido la línea administrativa para plantear alegaciones sino que han llevado su protesta a la calle. En estos tres meses han realizado varias concentraciones y marchas frente al Ayuntamiento de Cubas, en la Asamblea de Madrid o incluso en un puente sobre la carretera A-42. Ahora, el próximo 14 de junio han preparado otra protesta en la calle Alcalá de Madrid, en la sede de la consejería.
Ante toda la movilización creada, Eduardo confía en que este proyecto no salga adelanta "sería una locura que la Comunidad de Madrid se metiera en una lucha en contra de la ciudadanía". Y aunque confían en que todo se pare en la etapa de alegaciones, el siguiente paso, seguir adelante la planta, estaría en la vía judicial a través de un contencioso-administrativo.
Desde el inicio, muchos de los integrantes de la Asociación pusieron el foco en el Ayuntamiento de Cubas y en su alcalde, Antonio Naranjo. Algunos vecinos consideran que se esconde algo tras este proyecto y por eso le piden al consistorio cubero "toda la transparencia posible". Hay que recordar que desde el consistorio cubero han salido, primero un informe del secretario en el que considera que el lugar elegido por Acciona puede albergar un equipamiento dotacional, y después salió otro informe del arquitecto en el que afirma que esto es una planta industrial por lo que es inviable urbanísticamente.
Sobre el futuro de la Asociación, Eduardo explica que en principio la idea era acabar con ella tras conseguir cerrar la planta, pero que ahora se plantea la posibilidad de que quede "durmiente" por si alguna vez aparece nuevamente este proyecto en otra ubicación que afecte a la ciudadanía como ahora ocurre.
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