¿Qué sería de San Isidro sin sus rosquillas? Mayo se caracteriza por su gran festividad madrileña: San Isidro Labrador. En ella, la tradición es ir a la pradera a merendar y a disfrutar de la tarde tal y como se dejó inmortalizado en el cuadro ‘La pradera de San Isidro’ pintado por Francisco de Goya en el año 1788.
Desde entonces esta tradición se suma a la de degustar las típicas roquillas, que pueden ser listas, tontas, francesas o de Santa Clara, dependiendo de la cobertura que lleven. Aunque también podremos encontrar las manzanas caramelizadas o las almendras garrapiñadas, muy presentes durante esta fiesta puramente madrileña.
Historia de las rosquillas
Cuenta la historia que las rosquillas típicas de San Isidro provienen de la costumbre de una tal ‘tía Javiera’, una mujer que puso de moda degustar estos dulces en la pradera madrileña a la que se acudía para celebrar este día. Debido a la acogida tan fuerte que tuvo su receta otros artesanos quisieron hacerlas y venderlas también afirmando que eran parientes de Javiera. De esta anécdota viene la canción popular que se canta: “Pronto no habrá, cachipé, en Madrid dique ni hortera que con la tía Javiera emparentado no esté”.
Todas las rosquillas están compuestas de la misma base diferenciándose, únicamente, unas de otras por su acabado final. Las rosquillas tontas no tienen ningún acabado, simplemente no van bañadas. Las listas van bañadas de azúcar fondant (normalmente de color amarillo), elaborado con sirope de azúcar, zumo de limón y huevo batido. Las rosquillas de Santa Clara son las que están recubiertas con un merengue seco, y las francesas tienen un rebozado de granillo de almendra. Cualquiera de ellas está considerado, por excelencia, el plato dulce más característico de esta fecha señalada en el calendario de cualquier madrileño.
Prepárate para la fiesta de San Isidro con todos estos platos típicos puramente madrileños
Otros productos típicos
Y hemos descubierto que no sólo las rosquillas son el ‘plato fuerte’ de esta fiesta. Los platos salados como las gallinejas, los entresijos, la tortilla de patata, los torraos, los escabeches o el cocido también son muy tradicionales degustarlos en las fiestas de San Isidro. Pero, por excelencia el cocido madrileño destaca entre el resto de platos madrileños, aunque es cierto que en la pradera no se verá mucho, pues se llevan platos más sencillos de cocinar y, sobre todo, de ‘transportar’. Los huevos rotos con jamón, o las tortillas de patata sí son más fáciles de encontrar en estas laderas verdes, pues las personas buscan la comodidad.
Las gallinejas y los entresijos son un plato de origen humilde, cada vez más difícil de encontrar en los locales de Madrid, pero en estas fiestas están muy presentes en casi todos los puestos que se ponen en la calle. Ambos se toman en cucuruchos de papel metidos en un bocata, o como manda la tradición, todo junto en una gran fuente.
Sólo nos falta ponernos el traje de chulapo y coger nuestra cesta llena de todos estos productos madrileños, y acudir a la Pradera del Santo para disfrutar de un gran día con el mejor ambiente posible. ¡A disfrutar!