Miguel Ibarra
¡Por fin llegó el otoño! Y, con él, el fresquito, los paseos otoñales, sin el fastidio de tener que ir evitando el sol, y, sobre todo, llega la hora de desempolvar nuestras ollas y cazuelas.
La gastronomía española es una de las más ricas del mundo, eso es algo conocido por todos, pero si tuviéramos que elegir el mejor -y más arraigado- “puchero”, por antonomasia, este sería el cocido, sin lugar a duda. Y, siendo madrileños como somos, pecado sería no hablar del Cocido Madrileño.
Comida con Historia
El Cocido, en general, es un guiso muy famoso, pero que ha tenido que luchar, con cuchara y tenedor, para llegar a la carta de los grandes restaurantes. Una comida para los menos pudientes, que pese a su delicioso sabor, los burgueses rechazaban por su humildad.
Humilde o no, este plato ha convivido durante muchos siglos con la corona, ya que fue el plato predilecto de Carlos I y Felipe II, y, al parecer, esta tradición continuó ligada a la corona por mucho tiempo.
Que no falte de nada
Los secretos de un buen Cocido Madrileño pasan por sus ingredientes, así como por elaborar bien cada uno de los “capítulos” que comprende este puchero, y es que, si algo diferencia al Cocido de Madrid con el resto de España, es la partición en tres platos de este almuerzo.
El primer capítulo, a modo de introducción, nos “despierta” el estómago con un caldo sabroso y potente, solamente acompañado por unos fideos. Un caldo que aúna todos los sabores del cocido, resultado de cocinar todos y cada uno de los ingredientes, desde las verduras hasta la “pringá”.
El segundo capítulo normalmente servido al centro de la mesa, consiste en un buen plato de verduras -repollo, zanahoria, patata- y garbanzos.
Como punto final, y guinda para el pastel de muchos, llega la “pringá”, es decir, todos los ingredientes cárnicos del cocido -morcillo, falda de ternera, pollo o gallina y panceta, así como la morcilla y el chorizo-.
Como ves, una receta sabrosa, completa, desde su inicio hasta el final, además de cómoda, ya que si no te gusta algún capítulo de esta gran receta, te lo saltas y pasas al siguiente.
Y ahora sí que sí, bon appétit! ¡Y a comer como reyes!