La colección de objetos siempre ha estado presente con nosotros, pero es en contadas ocasiones en las que la exclusividad es gran parte del interés de la propia colección, como por ejemplo, en el arte. La exclusividad es el punto que hace `disparatar los precios´, que lleva a pagar cantidades incomprensibles para gran parte de la población. La conjunción de colección y exclusividad, trasbasada al mundo digital, son los NFTs.
Bueno, es una definición muy cogida con pinzas. Técnicamente, los NFTs son tokens criptográficos pero no fungibles que representan la propiedad de una obra digital y que opera a través de cadenas de blockchain. Vamos paso por paso, porque es denso.
La tecnología blockchain, que surge con las criptomonedas, es un tipo de base de datos especial, en la que los datos sólo pueden ser añadidos, y no modificados o eliminados. Antes de que surgiese esta tecnología, el coste del trasvase del mundo real al digital, era prácticamente cero. Ahora, la escasez digital programable es viable. Correlación clara con la exclusividad.
Los NFT son la titularidad sobre cualquier pieza digital que pueda ser guardada, desde un GIF hasta un tweet
Un objeto fungible, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa "que se consume con el uso". A efectos prácticos, significa que las unidades individuales de un activo son intercambiables y, esencialmente indistinguibles una de otra. La no-fungibilidad de los NFTs, de nuevo, tiene una correlación clara con la exclusividad.
¿De donde surge la expansión de los NFTs?
Su reciente auge viene del criptoarte, tendencia por la cual, muchos artistas contemporáneos empezaron a poner en venta sus obras digitalmente para obtener financiación. Así, en el pasado mes de febrero se vendió la obra `Everydays. The first 5000 days´ del artista Beeple. Esta obra marca un antes y un después, ya que fue el primer NFT en venderse en la mundialmente famosa casa de subastas `Christies´.
Pero no solo esto. Otras muchas personalidades relevantes actuales, como el propio CEO de Twitter, Jack Dorsey, vendió un NFT de su primer tweet por 2,5 millones de euros la pasada semana. Aprovechando este afán por el coleccionismo reforzado por la más pura exclusividad, han llegado a este mercado en expansión los más listos del panorama: los youtubers. Por poner un ejemplo, `Willyrex´ ha vendido un lote de NFTs, en subasta, cada uno por un mínimo de un euro, y un máximo de 2.000.