Los avances en la medicina son cada vez más abrumadores. Estrechamente ligada a este crecimiento encontramos a la robótica. Una de las áreas que más se está beneficiando de este desarrollo conjunto entre la medicina y las nuevas tecnologías son las prótesis. El futuro se presenta casi como un milagro: las prótesis del futuro permitirán a sus dueños volver a sentir.
Una larga espera
La ficción se ha mezclado con la realidad. Las extremidades biónicas ya nos acercaron a la tecnología de los brazos controlados por la mente, y en algunos casos, notar la presión, como en el caso del danés Dennis Aabo en 2014. Abo esperó más de 10 años, sometiéndose a pruebas y operaciones para volver a sentir con su mano y finalmente, lo hicieron posible. “Es muy cercano a mi propia mano, porque puedo sentir el fantasma de la original. Tengo sensaciones y siento que es esa la que estoy moviendo”, explicaba a los medios.
Las pruebas fueron realmente satisfactorias, pudiendo determinar la dureza y forma de algunos objetos, incluso con los ojos cerrados. La tecnología empleada en Aabo era muy compleja y el ordenador con el que se gestionaba el modelo era muy grande.
Es muy cercano a mi propia mano, porque puedo sentir el fantasma de la original
Ahora, con la llegada del nuevo año daremos un paso más. Tendremos nuevas manos artificiales “capaces de sentir”, o mejor dicho, de “hacer sentir”.
¿Cómo? A través de un impacto MASS (Muscle Activity Sensor Strip), que utiliza un brazalete lleno de sensores de presión capaces de rastrear los movimientos en los músculos restantes del usuario. Será una prótesis biónica con verdadero sentido del tacto y en tiempo real. Los científicos han hecho mucho más pequeña la tecnología de la mano artificial, por lo que resulta mucho más cómoda y ya se está empezando a probar fuera de los laboratorios.
Son muchos los países implicados en esta tecnología revolucionaria; ingenieros, neurocientíficos, cirujanos y expertos en robótica de Suiza, Italia o Alemania, entre otros, son los responsables de que muchos pacientes estén a punto de recuperar uno de sus sentidos. Matizan que el avance científico no radica verdaderamente en la mano, sino en la electrónica y los programas que han permitido transmitir sensaciones al cerebro del paciente.
Devolver mucho más que la ilusión a la vida de las personas ya es posible,