388 kilómetros no son nada cuando la ilusión manda en una afición. El color azul de las bufandas y las banderas servían de decorado para un día que debía ser histórico. El resultado de la ida, un 0-0 que hacía soñar con levantar esa copa que, además, entregaba el presidente de la Federación, Ángel María Villar.
El Nou Camp de Morvedre presentaba un lleno hasta la bandera que hacía temblar a los más jóvenes, algo que se notó en las piernas de algunos. La animación de los aficionados fuenlabreños desplazados a Sagunto -viajaron dos autobuses completos- no tardó en aparecer, esperando ansiosos a la salida de los jugadores.
Las dimensiones del campo, sumadas al césped artificial, hacían presagiar una tarde nada tranquila para los nuestros, que, sin embargo, debían estar avisados de que se enfrentaban a un conjunto que ya había eliminado al Real Unión de Irún y Socuéllamos.
Y el Atlético Saguntino no tardó en mostrar sus armas. Un juego directo volcado a su delantero centro, Esteve, un atacante 'pesado' e incansable, que sacó de quicio a Paco Candela, Sanjo y Diéguez.
La nota positiva que deja el partido de vuelta tienen nombre y apellido: Adrián Diéguez
La presencia de Luis Milla y Nana en el centro del campo azulón no facilitó que el Fuenla tuviera el balón. Es más, la posesión le duraba no más de tres pases seguidos. Sabedor de lo que nos esperaba, Calderón saltó al campo con una defensa de cinco, formada por los tres antes mencionados, más Fran García e Iribas como carrileros.
Desde el primer minuto, el C.F. Fuenlabrada se encontró en una ratonera de la que no supo salir. Las llegadas de los locales fueron incontables hasta que, en el minuto 19, una falta botada de forma magistral la remataba Óscar para poner el delirio en las gradas y el 1 a 0 en el marcador.
El gol no despertó a los nuestros, que se vieron superados en todo momento. Tanto, que el segundo gol local no tardaría en llegar. Otro córner lanzado por los valencianos terminaba en la frontal, donde esperaba Gámez para aumentar la distancia con un gran zurdazo.
A las malas noticias que se veían reflejadas en el marcador, había que sumar la lesión de Pol. El meta se lesionó en el calentamiento y tuvo que ser sustituido en el descanso. Junto a Isma Gil, entró en el campo Dioni, que dio una mayor profundidad al equipo.
Pero ni el pichichi de la Segunda B fue suficiente. El C.F. Fuenlabrada lo siguió intentanto, con más precipitación que precisión, y con más balonazos que fútbol. Los locales supieron mantener la renta a la perfección, con el premio de un tercer gol en el último minuto.
La nota positiva que deja el partido de vuelta tienen nombre y apellido: Adrián Diéguez. A pesar de su juventud, el zaguero se mostró muy solvente durante todo el encuentro, derrochando carácter y siendo el más destacado de los nuestros.
El C.F. Fuenlabrada se queda sin la Copa Federación y, ahora, toca centrarse, de lleno, en la liga. Toca meterse en los playoff. ¡Vamos, Fuenla!