Los fuenlabreños volvieron a escuchar anoche la canción que tanta alegrías nos trajo la temporada pasada en el pabellón Fernando Martín: Mi gran noche, de Raphael. Y lo hicieron porque el equipo de Jota Cuspinera se marcó un partidazo en la segunda jornada de la Eurocup ante el Khimki ruso, al que vencimos 89-85, con un Marko Popovic estelar, que anotó 22 puntos.
Además la victoria vino teñida con un color rosa radiante. Los fuenlabreños se volcarón para recaudar miles de euros en el Día Mundial contra el Cáncer de Mama. Asi que la victoria vino por partida doble.
Anoche vimos la intensidad que desde hace veinte años se requiere en el Fernando Martín. Y no nos engañemos, con esa intensidad y con la calidad que tiene esta plantilla estaremos más cerca de ganar partidos. Porque anoche se demostró también que el plantel es largo, con doce jugadores que pueden aportar. Hasta el que menos jugó ayer, Chema González, fue tan importante para el triunfo que la afición le ovacionó en pie y el entrenador lo destacó en la sala de prensa. Como también hizo por ejemplo con Blagota Sekulic de quien subrayó que está haciendo el esfuerzo de entrenar y jugar lesionado e infiltrado. Todo suma.
El inicio fue fantástico, pleno de dinamismo en ataque posicional y de movimientos rápidos y coordinados en defensa. Tras cinco minutos de juego ya estábamos diez puntos arriba permitiendo que el rival anotara tan sólo cuatro tantos. Lástima que anduviéramos un poco torpes en las transiciones y las finalizaciones de los contraataques porque la ventaja podría haber sido aún mayor.
Reaccionó el Khimki a base de triples y con un Sergey Monia a la altura de la etiqueta de jugador de referencia de los moscovitas. Acabó con 18 puntos, seis rebotes y porcentajes estratosféricos. El partido se fue al descanso 40 – 34 haciendo justicia a los méritos de cada cual.
El tercer cuarto fue el mejor del Khimki. Llegaron incluso a ponerse puntualmente por arriba, pero fueron minutos en los que nos aguantamos bien gracias a algunos triples anotados casi sobre la bocina tras posesiones un tanto imprecisas. 59 – 57 reflejaba el luminoso antes del inicio del periodo final.
Y llegó la locura, el vaivén entre dos equipos que querían la victoria y sabían que contaban con fuerzas parecidas para lograrla. Pero cuando restaban cuatro minutos el Khimki se vino arriba con Rowland como principal estilete. De este modo entramos en los dos últimos minutos con el nombre del ganador aún en el aire. Del 80 – 78 pasamos al 84 – 78 tras cuatro tiros libres de Popovic y Diagne acompañados de una gran defensa. Una nueva cesta de Rowland devolvía la incógnita (85 – 82). Pero los nervios en la grada se convirtieron en jolgorio con el triple de Papovic que establecía el 88 – 82 a 30 segundos del final. Al final, el marcador quedo en un 89-85. Importantísima victoria que devuelve la ilusión a los fuenlabreños. Sin duda, una noche mágica teñida de rosa.