El inicio del curso escolar en Fuenlabrada no está siendo todo lo dulce que debería para muchos alumnos, padres y profesores de la localidad. Septiembre ha dado inicio al periodo lectivo con grandes problemas por la falta de docentes en las aulas de los colegios e institutos de Fuenlabrada. “Hemos testado la falta 58 profesores en aulas de primaria, a los que hay que sumar varias decenas más de cursos de secundaria. La situación es inaceptable”, nos explica, visiblemente preocupado, José Manuel Simancas, Presidente de FAPA Giner de los Ríos Delegación de Fuenlabrada. “La Comunidad de Madrid sabe que en septiembre comienza el curso, y que los niños necesitan a sus profesores”, insiste, remarcando que no es el primer año que se da esta misma situación. Una idea que comparte el concejal de Educación del municipio, Isidoro Ortega.
Sin respuesta de la Comunidad
El consistorio fuenlabreño ha denunciado que el curso escolar haya comenzado sin que las plantillas de los profesores estén completas, y ha exigido a la Consejería de Educación que cubra, de forma inmediata, las vacantes existentes. “Septiembre se ha convertido, un año más, en un mes no lectivo, de pura organización”, ha explicado Ortega, quien incide en que el problema produce “un desajuste en el alumnado y en el centro, ya que los profesionales que tienen que atender a los niños, están desbordados”.
Además, el edil afirma haber enviado una carta a la dirección del Área Territorial Madrid Sur de Educación, “una carta de la que solo hemos obtenido la callada por respuesta”. Pendiente también de una respuesta permanece FAPA Fuenlabrada, que ha solicitado una reunión urgente con el director del área, Manuel Bautista, “para que nos dé una explicación y solucione un problema que se repite cada año. Queremos el compromiso de que no se volverá a repetir”.
FAPA no descarta tomar cualquier tipo de medida de no solucionarse el problema del profesorado en los centros de la ciudad
Los alumnos, los más perjudicados
“Quieren ahorrar dinero. Los profesionales entran a los centros 10 o 20 días más tarde de lo que deberían. En lugar de realizar las contrataciones en verano, se hace en septiembre, que ha pasado a ser un mes organizativo. A efectos reales, el curso se inicia el 1 de octubre”, denuncia Ortega.
Para el presidente de FAPA, uno de los grupos más afectados es el de Educación Infantil. “Son niños de tres y cuatro años, en un periodo de adaptación muy importante. Empiezan con un profesor sustituto hasta que se incorpora el titular, con el consiguiente perjuicio para los niños, que no se adaptan al maestro en una etapa tan importante como es esa edad. Los padres están muy enfadados porque todos los años pasa lo mismo”, explica Simancas.
Afirma además que la situación es “desesperante” también para los propios docentes, que tampoco se adaptan correctamente a la dinámica de los centros ni a los alumnos al incorporarse de forma tardía. “Los profesores se reúnen antes de que comience el curso para conocer cómo trabajarán durante el año. Que se incorporen tarde les impide conocer la dinámica de trabajo del centro, si se incorporan a uno nuevo, ni tampoco a los otros profesores ni a los alumnos. Todo esto requiere de un periodo de adaptación que no tienen”.
Desde FAPA señalan que, de no solucionarse la problemática, “tomarán cualquier tipo de medida” como la recogidas de firmas, solicitud de reuniones, movilizaciones, e incluso, no descarta exigir dimisiones. Medidas que, tal y como ha afirmado el edil responsable del área de nuestra ciudad, Isidoro Ortega, “contarán con el apoyo del Ayuntamiento, exigiendo a la Comunidad de Madrid que cumpla con sus obligaciones”.
El Vivero, pendiente
Tanto Ortega como Simancas han recordado que todavía está pendiente de construcción el nuevo colegio en el barrio de El Vivero. Una promesa de la Comunidad de Madrid que “va tarde y mal” en los tiempos. “Nos va a pillar el toro. Cuando estén los centros de Loranca y el Juan de la Cierva llenos, tendremos un gran problema”, expone Simancas. “Al igual que con la falta de profesorado, con el colegio quieren ahorrar dinero, y eso, menosprecia la educación de nuestros hijos”, concluye.