Si retrocedemos 30 años en el tiempo, la Comisaría de Policía Nacional de Fuenlabrada, como la gran mayoría, era un territorio dominado por la presencia masculina. Tanto era así que, hasta que Pilar Guijarro no cruzó las puertas del que hoy continúa siendo su centro de trabajo, no había ni una sola mujer policía en nuestra comisaría.
Los inicios de una carrera nunca son fáciles, pero si, además, eres mujer en un territorio que, tradicionalmente, ha estado reservado para los hombres, las trabas aumentan. “Cuando me destinan a la Comisaría de Fuenlabrada, yo tengo 27 años y me encuentro con una plantilla de hombres con una media de edad de 50 años”, explica Guijarro.
Una carrera de obstáculos superados
Pese a haber accedido al cuerpo por la rama ejecutiva, preparándose y aprobando las pruebas pertinentes para optar al puesto de inspectora, el entorno obligó a Pilar a demostrar su valía repetidamente, como si su formación y aptitud no fueran suficientes. “Es complicado. Al principio me costó, porque tuve que demostrar mi valía constantemente durante los primeros años, mucho más que cualquier otro compañero, y eso es algo que te pone en evidencia”.
En este sentido, la inspectora nos confiesa que el primer puesto que ocupó en la Comisaría de Policía Nacional de Fuenlabrada fue el de ‘Contactos Ciudadanos’. “Era policía, pero también mujer. Así que me pusieron en un puesto de gestión, en el que estaba bien protegida. Yo atendía los problemas y los trasladaba a los grupos operativos”, nos comenta Pilar que, sin ánimo de desmerecer este puesto, entró en el cuerpo buscando algo más de acción.
Pocos meses después, Guijarro consiguió entrar en el grupo de ‘Policía Judicial de Investigación’, en el que trabajó durante 15 años.
Cuando me destinan a la Comisaría de Fuenlabrada, yo tengo 27 años y me encuentro con una plantilla de hombres con una media de edad de 50 años
Mujer, policía y madre
Pilar Guijarro ha encontrado su sitio en la Comisaría de Fuenlabrada, ejerciendo su trabajo como inspectora. Suya ha sido la decisión de mantenerse en ese cargo y de forjar su vida personal y laboral en este municipio del sur de la región. Sin embargo, Guijarro matiza esta información y saca a la palestra el asunto de la maternidad. “Ahora existe la conciliación familiar, pero cada una tiene su propia situación y, en mi caso, ascender puede suponer un traslado y es algo a lo que no quiero enfrentarme con mis hijas. Me parecería muy egoísta por mi parte”, confiesa la inspectora.
Pilar está satisfecha con su situación personal y laboral y asegura sentirse muy querida en Fuenlabrada, donde ha desarrollado el groso de su carrera, aunque reconoce que no es fácil conciliar su rol de madre con el de inspectora. “Yo veo a compañeros que llegan muy relajados a trabajar. No es una crítica. Olé ellos”, bromea Pilar, que admite que, en su caso, no es así. “Hay días que llego con un nivel de estrés altísimo. Vengo de dejar a las niñas en el instituto y de dejar organizadas cosas en mi casa y, cuando llego al trabajo, necesito un momento para centrarme en ello. Pero se hace, porque somos capaces de esto y de más”, sentencia.
Violencia de género
Con frecuencia, la Policía Nacional se enfrenta a casos de violencia de género. Desde la experiencia de Pilar Guijarro en la Comisaría de Fuenlabrada, “el cuerpo está preparado para atender a las mujeres y cuanta con grupos especializados. Además, cuando se tiene constancia o sospecha de un caso de violencia de género se activa un protocolo para tratarlo de la mejor manera posible”, explica.
Guijarro sostiene que los y las agentes que se encargan de los casos de violencia de género “están desbordados y no es un tema que pueda tratarse a la ligera”. En este sentido, la inspectora defiende que se incorpore más personal especializado, “con ese tacto para tratar este tipo de asuntos”.
Mujeres policías
Para Pilar, los conceptos ‘mujer’ y ‘policía’ son muy importantes “y si ya juntamos los dos, mucho más”. La inspectora es una mujer policía que se siente cerca de la ciudadanía y muy satisfecha con su trabajo. Pilar tiene muy claro que tenemos que seguir avanzando en la integración de la mujer en la Policía Nacional.
En el ámbito estrictamente personal, la inspectora tiene fijada una meta muy clara: “seguir disfrutando con lo que hago y poder ir cada día con una sonrisa a trabajar”.