Ante la inacción del Gobierno central que, desde hace años no se convocaban plazas para la homologación de títulos para médicos y especialistas extracomunitarios, el Gobierno regional echará mano de la Ley Ómnibus para contratar a profesionales tal y como ha anunciado hace unos días.
El relato obsesivo del PSOE que plantean las carencias únicamente de Madrid, se desmoronó hace días cuando otras comunidades como Cantabria, Extremadura y Cataluña, entre otras, alertaban de que los problemas que sufre nuestra Atención Primaria son compartidos y de que la piedra angular de todos ellos es la falta de personal médico.
Ya nadie quiere ser médico de familia en un pueblo de menos de 5000 habitantes, por ejemplo, y por eso hay que hacer atractiva la profesión con una mejora de las condiciones laborales, exigiendo al Gobierno regional pero también al estatal.
El problema lo tiene España, la sanidad española, y por tanto también nuestra Comunidad ya que, al tener las competencias, es el gobierno regional también junto con el nacional los que se tienen que remangar y ponerse a pensar en un plan realmente atractivo para invitar a que nuestros sanitarios se queden en España. Porque si a un joven titulado no le ofreces un entorno laboral adecuado y un contrato mínimamente atractivo se va a ir a trabajar fuera, que para los jóvenes no existen ya las fronteras y menos aún en la UE.
El descalabro a nivel nacional es importante, porque el país está dedicando, durante una media de 10 años, cuantiosos recursos en la educación y especialización de médicos y enfermeros que luego se van a trabajar al extranjero dejando en situación precaria tu sistema nacional de salud. Es un problema de primera magnitud que requería soluciones al máximo nivel y con el mayor consenso posible.
Salarios atractivos, sí, pero también trato adecuado, respeto al trabajo, a la opinión de los profesionales sanitarios y ratios adecuadas para poder ofrecer una atención óptima a las personas. Que es lo que ha fallado en la reciente crisis de la sanidad madrileña.
Esto se solucionará con talento y capacidad de gestión, que es precisamente lo que parece haber faltado en la Puerta del Sol
Esta crisis en sanidad no se resolverá con proclamas o denuncias de utilización política partidista ni con insultos. Esto se solucionará con talento y capacidad de gestión, que es precisamente lo que parece haber faltado en la Puerta del Sol en el arranque de esta y como ejemplo reciente tenemos el plan de reapertura del servicio de urgencias extrahospitalarias que ha conocido hasta cuatro versiones o rectificaciones en los últimos meses.
Con todo, por mucho que las baterías del PSOE traten de focalizar el problema únicamente en Madrid, el de la sanidad es un problema nacional y de unas proporciones gigantescas, equiparable incluso al de las pensiones. Miren en nuestra comunidad, el 60% de los médicos de familia tiene más de 50 años, esto supone que, en 10 años, 6 de cada 10 médicos actuales estén jubilados. Algo habrá que hacer porque negando la realidad no se solucionan los problemas.
Estamos pues ante un sector que consume una cantidad ingente de recursos, y cuya situación se va a ir agravando a causa del envejecimiento de la población y de la necesidad de dedicarle crecientes partidas presupuestarias para, entre otras cosas, mejorar la retribución y las condiciones laborales del personal sanitario evitando fugas, y afrontar la renovación de equipos de alta tecnología médica e invertir en investigación todo ello con la vista puesta en seguir dando un buen servicio o incluso mejorarlo.
Un problema cuya solución deberá centrar de los políticos dispuestos a alcanzar un pacto que aborde el actual caos desde esa perspectiva de la calidad de la gestión. España es el ejemplo perfecto de las malas políticas. Fijémonos en un tema tan crítico como el Covid. España fue el país de la UE que más PIB perdió y en el que se registraron más muertes de todo el continente. Pero, como las desgracias nunca vienen solas, es también el que cuenta con el mayor paro juvenil, las tasas de fracaso escolar más elevadas y la deuda pública.
Son momentos de hacer política de verdad por el bien de la ciudadanía.