La última intentona de la dictadura de la igualdad ha sido intentar en la Unión Europea que sus empleados no feliciten la Navidad. El pueril argumento es el de siempre: las sensibilidades y demás.

Olvidaban en el estrafalario documento interno contar a los europeos la historia de la tradición de Occidente. Se le olvidó a la ‘Irene Montero’ europea las clases de Historia, Ética, Pensamiento Político y Social de Europa. Si los europeos somos lo que somos es porque a lo largo de siglos se han ido secularizando valores cristianos.

Los valores democráticos de Occidente se han desarrollado al amparo del cristianismo, precisamente por ser cristianos. En el último Pleno municipal, 25 concejales (todos menos mi compañero Carlos y yo) hicieron una burla cuando un 2 de diciembre cometí el ‘dislate’ de decir: ¡Feliz Navidad!

 

De algunos concejales de la izquierda era de esperar, de los siete de centro derecha… Solo me espero verles diciendo este año: ¡Felices Fiestas!

 

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