Nuestro Geta no pudo sacar nada positivo de su primer derbi en el Wanda Metropolitano, en un partido en donde el equipo de Bordalás se mostró, por fases, superior al Atlético de Madrid dominando y disponiendo de varias ocasiones. Pero la pegada del conjunto rojiblanco con el regreso de Diego Costa marcó la diferencia y declinó el partido para los de Simeone.
Los mejores minutos para los nuestros trascurrieron al inicio del partido, con un Getafe que tuvo el balón y pudo adelantarse en el luminoso del Wanda, pero el Atleti mostró su pólvora arriba y a los 18 minutos dinamitó la zaga getafense con una jugada de Costa, Griezmann y Correa: los dos primeros tejieron el peligro y el último finalizó para adelantar a su equipo.
A partir de ahí, el partido entró en una fase con continuas faltas y al colegiado, Munuera Montero, se le empezó a calentar la mano y empezó a repartir tarjetas amarillas antes de enfilar el túnel de vestuarios.
Diego Costa fue el protagonista del partido por volver a vestir la camiseta del Atleti en Liga, marcar el segundo tanto y ser expulsado por doble amarilla tras su celebración en la grada
Costa, protagonista con sorpresa
En la segunda mitad, el Geta intentó reaccionar con la salida de Gaku pero fue en el minuto 67 cuando iba a aparecer el gran protagonista de la contienda: Diego Costa. Un jugador distinto y que volverá a aportar a Simeone todas las cualidades que busca en un delantero centro para su equipo y que, desde el primer partido, ya marca goles que valen puntos.
El hispanobrasileño remató un centro medido desde la banda derecha de Vrsaljko y festejó con la grada de su nuevo estadio el segundo gol. Una celebración que le sirvió para liberar las ganas contenidas de Costa durante los casi seis meses sin jugar, pero que acabaría siendo su condena al ver su segunda amarilla. El delantero se mostró incrédulo ante la decisión del colegiado, ya que tal y como declaró al finalizar el partido no conocía esta normativa.
Polémica al margen, Costa demostró por qué el Atleti anhelaba su regreso y lo hizo sentenciando a un Getafe que ya está obligado a pensar en su siguiente compromiso ante el Málaga en el Coliseum.