“Tenía muchísimas cosas dentro que quería sacar y que llegaran a la gente”. Así explica Alberto Cuenca Serrano haber editado cinco libros en cuatro años, dejando rienda suelta a una “acumulación de sentimientos” que llevaba dentro casi desde los 8 años, cuando empezó a dar forma a sus primeros versos.
El humanense, adoptivo desde hace una década, visita los estudios de Soyde. para hablar sobre el “nuevo bebé” que ve la luz, ‘Mis silencios y tus labios riman’, y que le ha llevado, junto a sus cuatro hermanos, a “conocer a gente maravillosa del mundo de la cultura y la literatura”. Entre ellos, el fotógrafo encargado de las ilustraciones del libro, José Ramos, también residente en Humanes.
Emoción, a flor de piel
“El poeta es emocional, lo lleva en su ADN”, dice Alberto, que considera que sus ojos “perciben aspectos de la vida que, quizá, otras personas no consiguen, o que lo hacen, pero no los expresan como nosotros”. “Somos bichos raros”, se ríe, pero lo cierto es que sus versos ahondan en una realidad que, para muchos, con las prisas del día a día, pasa desapercibida.
Alberto ha sentido la poesía en vena desde niño, gracias a su tío Antonio, que “aunque no llegó a publicar nunca nada, me inspiró muchísimo”. “Las reuniones familiares navideñas se convertían en lecturas de versos de mi tío y mías. Apenas tenía 7 u 8 años cuando me surgió el primer verso en una Navidad”, cuenta con orgullo y un cierto halo de nostalgia.
No soy tan estructurado como al principio. Me guío por la musicalidad, que es lo que consigue que la gente llegue a interiorizar el mensaje
Su andadura más profesional comenzó hace cuatro años, cuando decidió presentarse a un certamen “al que se presentó bastante gente” y lo ganó, algo que “me animó a lanzarme”. ‘Mis silencios y tus labios riman’ es la quinta publicación con la que Alberto se enfrenta a la opinión del público, pero no centra sus esfuerzos en que todo sea meticulosamente correcto. “No soy tan estructurado como al principio. Me guío por la musicalidad, que es lo que consigue que la gente llegue a interiorizar el mensaje. Lo demás da más igual”.
Que la vida hable
El secreto de las composiciones de Alberto no es más que el de dejarse llevar por los acontecimientos. La vida, en sí misma, con sus peripecias, es la mejor fuente de inspiración. “Es un disparate encantador”, dice. “Yo siempre digo, y muchas veces lo he escuchado, que los poetas son los pianos del mundo. A través de mis teclas, en concreto, suena realidad pura. Creo que muchas de las personas que los leen se sienten identificadas”.
Su vida, asegura, cambió “con el nacimiento de mi hija Alma”. “Valoras lo verdaderamente importante”. Tampoco se olvida de mencionar a su madre, Carmen, “porque gracias a ella se ha desarrollado siempre mi parte sentimental”. Ahora, ‘Mis silencios y tus labios riman’ se perfila como una nueva andadura para Alberto, con la que seguir “disfrutando” sin cerrarse “ninguna puerta”, siempre y cuando se cruce con “algo que merezca la pena ser oído, escuchado e interpretado”.