Cada vez se han hecho más conocidos por su presencia los denominados puntos violetas en momentos de fiestas o cuando existe una gran aglomeración en torno a un evento. Se han ido conociendo más y se han implantado en muchos municipios, pero no son ni por asomo una carpa fija a la hora de organizar unas fiestas patronales; si encima juntamos este espacio para la mujer, con una atención inclusiva al colectivo LGBTIQ+, ¿Cómo reaccionan los Ayuntamientos?
Los puntos violetas son espacios de información, atención, prevención y ayuda ante cualquier tipo de agresión sexista que se pueda producir en un ambiente festivo. Pero más allá de eso, son una muestra física, tangible y operativa de que a las mujeres nos pasan cosas, y en esto también radica su importancia y el que se hagan tan necesarios. Los puntos violeta son una gran arma de visibilización que hacen conscientes a las personas de que existen limites y de que también están acompañadas. A veces basta con tener una herramienta para sentirse segura y un hoyo para que muchos sepan por donde no han de pasar.
Entre las cuestiones que abarcan estos puntos, también se hayan talleres, charlas y actividades que ayudan a los municipios, aunque algunos de sus Ayuntamientos insistan en que ya está la policía para ayudar. Con todo esto, sí ha aumentado la presencia de los puntos violetas, y sí se han demostrado efectivos, pero una sección de la población que también convive con agresiones debería poder sentirse parte de una iniciativa propia, y aquí es donde entra nuestra protagonista Araceli y su propuesta violeta-arcoíris para Las Rozas.
Si el propósito es pasárselo bien, acaban dándose situaciones violentas y discriminatorias
"La idea es sencilla, todos sabemos lo que es un punto violeta" "Pues bien, el punto violeta-arcoíris es eso mismo pero extendido a la comunidad LGBTI para garantizar que nadie se quede excluido de esta protección". Esta es la idea principal con la que se enfoca el proyecto de Araceli, según nos cuenta.
Araceli apunta que en las fiestas las personas que más acuden son jóvenes, y si el propósito es pasárselo bien, acaban dándose situaciones violentas y discriminatorias como la propia experiencia nos testifica, y es que no hace falta remontarse mucho para comprobarlo. Este espacio se hace necesario, porque la juventud trans y las personas del colectivo, necesitan un lugar donde poder apoyarse de la misma forma, y sentir que en el punto violeta están incluidos. La unica forma de conseguirlo es indicarlo y habilitarlo, aunque según nos cuenta, el Ayuntamiento haya denegado la propuesta dos veces.
La solución que se llevará a cabo, según nos cuenta, es la presencia de voluntarios a modo brigada con indicativos, que informen y ayuden creando este punto violeta-arcoíris.
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