Nafti le dio pinceladas al once. De revolución, al menos de nombres, nada. Hay cosas que parecen no cambiar, pero aunque el Lega esta vez volvía a remar a contracorriente, lo hacía con dignidad. No era esperanzador el inicio, ya que en el minuto 13 el marcador indicaba que el Leganés perdía 0-1.
Aún tenía nuestro equipo todo el partido por delante, un encuentro que había nacido con el resultado en contra. Y con una grada redimida de ilusión. La verdad es que no era un gran día para exigirle grandes cambios al CD Leganés, al que solo le duró 14 minutos el disgusto. Rápido y en un acción profunda, el Lega había dejado de penar por detrás en el marcador y ahora era casi una hora para intentar ganar.
Y aunque el corazón le pedía al Leganés volar, el fútbol necesitaba los pies en la tierra. Los nuestros se veían obligados, sin aparente necesidad, a correr en búsqueda de un gol que le pusiese por delante. En esta ocasión el VAR jugó a favor del Lega. Una línea de pase para Okazaki, ajustadísima, devolvió a los pepineros lo que le habían quitado con el 0-1. Solo dos minutos después el VAR invalidaba un gol en propia puerta del defensa Javi Hernández, y en otros dos minutos, el VAR anuló dos goles al Cartagena.
El VAR, esta vez, jugó a favor del Lega.
La segunda parte comenzaba con el Cartagena con una disposición que parecía mejor que la de los pepineros. Otra vez la sensación de prisa y el deseo de agradar demasiado. De repente, José Arnáiz dejó otra maravillosa pincelada de la calidad que atesora en un remate picado de tijera. Mereció mejor suerte. Cuando la cuenta atrás llegó a los 30 minutos, dio una sensación a confirmar de que el Cartagena se había diluido y empezaba a ser ese rival cómodo en un momento como el que vive el Lega.
Nafti redimió de una tacada a Borja Garcés. La grada no lo hizo. Primero pitó al chico que desató la tormenta con su presencia en una boda. Después la grada le pitó cuando remato de manera defectuosa. Parece que solo un acierto de cara al gol que no ha tenido hasta ahora haría el resto.
La lluvia complicó seriamente el tramo final del partido. Una parte importante de la parte de los 4.767 espectadores que no estaban a cubierto decidieron ponerse a salvo rumbo a su casa. La noche no daba para mucho más. Salvo error, omisión o acierto.