Finalmente y después de muchas idas y venidas, Almudena Grandes será nombrada Hija Predilecta de la ciudad a título póstumo. Hoy se le ha dado luz verde a la decisión en la comisión de Cultura del Ayuntamiento, donde todos los grupos se han mostrado a favor, excepto Vox, que se ha abstenido.
No obstante, al propuesta aún no ha pasado por el Pleno, lo hará a finales de mes. Así, Andrea Levy ha explicado que los retrasos se deben a la Navidad y que la intención del gobierno municipal era que el reconocimiento hubiese llegado antes. Se trataba de una de las condiciones sine qua non que se acordó con el Grupo Mixto para sacar adelante los presupuestos para 2022.
Aún así, muchos recuerdan todavía las declaraciones del alcalde diciendo que Almudena "no merecía" el reconocimiento. Levy ha aprovechado la ocasión para 'echarle un cable' a Almeida y ha expresado que no estaba en duda en ningún momento la valía literaria de la escritora, pero que había que llegar a un acuerdo. En el Pleno se acordó el nombramiento de una calle en su honor y que a lo largo de este año se hiciese un homenaje a su obra literaria.
Capital del dolor, capital de la gloria, esta es la ciudad que nunca se detiene, una superviviente capaz de renacer una y otra vez de sus propias cenizas
En las novelas de Almudena, las virtudes de la Villa y la Corte se configuraron como un protagonista más, poniendo en valor la capital. En sus novelas podemos encontrar la calle Moreto, la plaza de Castillla o la plaza de la Guardia de Corps, entre otros. "Si marcara en un plano de la ciudad todas las casas en las que he vivido, el resultado sería un círculo casi perfecto. Ahora vivo en la calle de Larra, en el mismo barrio donde se instaló mi bisabuelo al llegar a Madrid", explicaba sobre sus raíces.
2018 fue un año especial. Fue galardonada con el Premio Nacional de Narrativa y, además, leyó el pregón de las fiestas de San Isidro donde comenzó la intervención como si de un cuento se tratase: "Como un hada madrina populachera y generosa, Madrid hace a sus hijos dos regalos en el instante de su nacimiento. Uno es el agua, la incomparable delicia de beber directamente del grifo. El otro es el anonimato. Porque en esta villa plebeya, que se enorgullece de su condición tanto o más que otras de sus viejos y aristocráticos blasones, nadie es más que nadie".