Una de las principales arterias de la ciudad y una de las avenidas más emblemáticas de Madrid. El comienzo de la modernización de la capital con los primeros rascacielos y, ahora, con el nuevo proyecto de Madrid Central, la calle que pretende descongestionar el caótico centro de la ciudad. La Gran Vía madrileña tiene tantas características que a nadie le extrañará que le digamos que en este lugar se producen decenas de hurtos cada día.
Concretamente, en la ciudad de Madrid, cada día, se denuncian 260 hurtos ya mayor parte de estos se producen en el distrito de Centro, uno de los más transitados de la ciudad, según se puede extraer del último balance de criminalidad publicado por el Ministerio del Interior y que correspondería a los nueve primeros meses de 2018. Sin embargo, se espera que esta cifra aumente exponencialmente hasta el 31 de diciembre del pasado año, debido a la campaña de Navidad y a la reforma de la Gran Vía.
"Desde que se han ensanchado las aceras, estamos viviendo una explosión de hurtos en el distrito. Cuanto más espacio para caminar, más gente hay en la calle, más tiendas abiertas y mayores aglomeraciones en ellas. Y los dueños de lo ajeno acuden a esos locales como hormigas a la miel. Estos últimos tiempos la carga de trabajo es tremenda", tal y como recoge un testimonio de la Policía Local el diario ABC, en su web.
La fuente policial preguntada por el medio responde con contundencia: "han regresado los grupos organizados de 'bolseros', personas de origen rumano o búlgaro que utilizan el viejo método de meter productos de tiendas en bolsas forradas con papel de aluminio". Según las estimaciones del agente, hay entre 10 y 15 bandas operando diariamente en el distrito de Centro pero, sobre todo, en la Gran Vía.
Pese a que el agente entrevistado parece conocer muy bien al atracador tipo y su modo de actuar, reconoce que "solo se detiene al 15% o 20% del total de ellos". Pese a que la mayoría "han pasado por comisaría puesto que la multirreincidencia es uno de los principales problemas con los que nos encontramos".
Comercios muy diferentes
Pero en Gran Vía suceden casos muy curiosos. Por ejemplo, la tienda de Lefties tiene como política denunciar a la persona que roba, si se le pilla robando, aunque tenga la posibilidad de pagar el producto al instante. Una circunstancia que provoca "una saturación de juicios rápidos, que cuestan al contribuyente 1.500 euros al mes, aproximadamente" y que, a priori, siguen sin ser efectivos ante la delincuencia.
En cambio, Primark no posee esa política. Es más, aunque desde los tenderos hasta la vigilancia del establecimiento se esfuerzan por vigilar más de cerca los posibles hurtos que se dan en su comercio, muchas prendas carecen de alarma de seguridad. Esta característica "provoca que a la comisaría de la calle Leganitos lleguen unas veinte denuncias solo de este establecimiento. No es normal que tengamos que enviar una patrulla al Primark cada dos por tres, detrayéndola de otros servicios a los ciudadanos que de verdad lo necesitan, que es para lo que en realidad estamos".