Crítica. Mordaz crítica. Verdades que hacen sentir incómodos. Banksy, el mundialmente reconocido artista callejero, nos enfrenta a nuestros propios monstruos y nos recuerda que el Sol no se tapa con un dedo. Todos somos cómplices del dolor del mundo, porque cada acto tiene su consecuencia, por pequeño que sea. Causa y efecto. Y es una realidad que no nos gusta escuchar. Pero el artista británico hace que, de un modo u otro, te veas inexplicablemente atraído por los mensajes que transmiten sus obras, aunque hieran.

Y esa es la esencia que se respira en ‘Banksy: Genius or Vandal?’, la exposición que se asienta, hasta el 10 de marzo, en el Espacio 5.1 de IFEMA de Madrid. 70 obras originales que pisan, por primera vez, nuestro país. Un paseo por sus dibujos y sus pensamientos. Hipocresía política, multinacionales que donan partidas a causas pobres que ellos mismos provocan, ejércitos que no protegen, medios de comunicación que priman la noticia a la justicia.

Una ristra de reivindicaciones que Banksy saca a la palestra de una forma, paradójicamente, preciosa. Belleza que nace del horror. Incongruente, como el mismo mundo al que señala con el dedo.