Son muchos los artículos, “memes” e imágenes que equiparan la situación actual a un acontecimiento bélico. Por ello, hoy, me dispongo a tratar de exponer la labor de los Centro de Salud en esta “guerra”.
Desgraciadamente, siempre se han visto como un sector “ninguneado” en la sanidad, pero amigos, no es fácil ser el muro de contención de todo (no solo ahora, sino todo el año). Tener la versatilidad de atender un enfermo mental, un diabético, un acontecimiento de otorrino, trauma…Niños, adultos, ancianos... Sumando a todo esto lo conflictivo que puede resultar en ocasiones dispensar recetas o tramitar bajas laborales.
Ahora, que el mundo se encuentra focalizando su atención en el COVID, pretenden reducirnos; pretenden dejar sin atención al paciente crónico, sin revisiones y vacunación a los más pequeños, sin esa llamada telefónica al paciente inmovilizado o ciñéndonos exclusivamente al tema COVID, prescindir del seguimiento telefónico de infinidad de pacientes con sintomatología a los que se resuelven dudas, recetan fármacos…
Si destruimos esa primera muralla, todos estos pacientes acudirán a borbotones al hospital, a saturar aún más las urgencias, a intentar resolver dudas y a correr el riesgo de infectarse (si no lo han hecho ya).
Considero imprescindible seguir salvaguardando “la muralla” y no mandar a todo el mundo “al frente”, porque sin muralla, la ciudad se fragmenta y el enemigo campara a sus anchas
Resulta evidente la gravedad de los acontecimientos relacionados con el COVID-19; pero no podemos “dejar sin muralla” al resto de población (hipertensos, anticoagulados, diabéticos, infecciones de orina, úlceras…). Porque todas estas personas, especialmente las inmovilizadas (a quienes atendemos a domicilio), no morirán de COVID-19 pero desarrollarán una sepsis por una úlcera infectada, una embolia por un INR fuera de rango o cualquier otra variante que la ATENCIÓN PRIMARIA RESUELVE.
De este modo, considero imprescindible seguir salvaguardando “la muralla” y no mandar a todo el mundo “al frente”, porque sin muralla, la ciudad se fragmenta y el enemigo campara a sus anchas.