La pasada final de la Champions Cibeles volvió a ser protagonista de las celebraciones de los jugadores y aficionados del Real Madrid. Mirando las imágenes de unas concentraciones masivas de gente ante la diosa de la agricultura, no pude evitar preguntarme cuándo comenzó esa tradición. Para los que hemos crecido viendo cómo Cibeles y Neptuno eran los protagonistas en las celebraciones del Real Madrid y el Atlético de Madrid respectivamente, nos puede parecer que esta tradición lleva celebrándose desde hace mucho tiempo. Pero, ¿cómo y cuándo surgió realmente? Sorprendentemente, aunque en la actualidad nos pueda parecer que son los clubs los que concentran a los aficionados en estos lugares, realmente fueron las aficiones las que atrajeron al club a estas dos fuentes.
Una tradición popular
Cuando el artista Ventura Rodríguez recibió el encargo de las fuentes de Cibeles y Neptuno, en el siglo XVIII, no se podía hacer una idea de que se convertirían en un símbolo totalmente distinto siglos después. Y es que cuando intentamos averiguar la razón de que la afición del Real Madrid elija la fuente de Cibeles como lugar de celebración, y que la del Atlético de Madrid elija la de Neptuno, probablemente buscamos su lado simbólico. Cibeles es la diosa de la agricultura y Neptuno el dios del mar y los océanos ¿Qué relación tienen con estos dos clubs? Sí, en muchos casos la simbología explica la importancia que les damos a los lugares. Pero, en este caso, no podemos decir que se debe a un carácter alegórico.
En la década de 1970, la afición del Real Madrid, la del Atlético de Madrid, los Estudiantes y la Selección Española elegían las aguas de la diosa Cibeles como baño de sus victorias. Y remarco que eran elegidas por la afición, porque realmente no se trataba de las concentraciones que actualmente se realizan en torno a las fuentes no era la elección de los jugadores. Era una celebración específica de los aficionados.
De hecho, en la temporada de 1976-77, los aficionados del Atlético de Madrid celebraron su victoria en la fuente de Cibeles. Fue una pequeña concentración espontánea. Sin embargo, no sólo sería la fuente del atlético, los aficionados del Real Madrid también se bañarían en las fuentes de Cibeles con sus victorias, destacando las cinco ligas consecutivas a mediados de los 80. Y en los 80 también tendrían su baño el Atlético de Madrid, concretamente en 1985, cuando ganó la Copa del Rey, reuniendo hasta 3.000 hinchas.
Fuente de Neptuno / españaescultura.es
El comienzo de la década de los 90 cambió la tradición de reunir a ambas aficiones en la fuente de la diosa frigia
A cada afición su fuente
En 1990 el Real Madrid festejaría el último de los cinco títulos consecutivos en Cibeles. El comienzo de esta década cambió la tradición de reunir a ambas aficiones en la fuente de la diosa frigia. En el año 1991 el Atlético de Madrid ganó la Copa del Rey, pero los hinchas decidieron no ir a Cibeles. ¿La razón? Según ellos, no querían bañarse en unas aguas en las que durante cinco años se habían bañado los aficionados del Real Madrid. Por esta razón, deciden cambiar de deidad (y no por cuestiones religiosas precisamente), y marchan hacia la fuente de Neptuno.
Pero el momento clave para considerar que estas celebraciones se afianzaron como algo oficial sería en la temporada de 1995/1996. El Atlético de Madrid llevaba un total de veinte años sin ganar la liga. Esta celebración fue totalmente distinta a esas concentraciones más o menos espontáneas en las fuentes. En esa ocasión se concentraron 40.000 personas en la plaza de Neptuno y, por primera vez, el Club se acercó a celebrar su ansiado título con los aficionados.
En la temporada siguiente, el Real Madrid celebra su victoria en Cibeles y el club acude también con sus aficionados (algo que los del atlético se lo tomarían como una copia). Sea como fuere, las celebraciones en estas fuentes, incluso por parte del club, sería repetido con cada victoria. Así se convirtió en algo oficial e, incluso, una tradición lo que comenzó siendo unas celebraciones espontáneas.
En la actualidad, estas celebraciones distan mucho de las primeras. Esos miles de personas se han multiplicado, especialmente por la pasión por ver a los jugadores. Y esto, también ha hecho que se cambie mucho la forma de celebrar, de la euforia al exceso de concentración de gente y a una celebración organizada. Seguramente los primeros aficionados que acudieron a divertirse a las aguas de estas fuentes no atisbaban en la tradición que iban a construir.