El frío ha venido para quedarse, y con él, nuestro sistema inmunitario puede verse afectado. Además, con la pandemia que estamos sufriendo, ante un episodio febril o de tos pueden saltar las alarmas, por ello desde OCU recogen los principales síntomas de la COVID-19, la gripe, la alergia y los resfriados.
¿COVID o gripe?
La pregunta estrella es cómo podemos diferenciarlas o si es posible. Pues bien, la COVID-19 y la gripe cuentan con una multitud de síntomas compatibles como: fiebre, tos, sensación de dificultad respiratoria, cansancio, dolores musculares, dolor de cabeza y diarrea.
La variabilidad de intensidad de los síntomas en ambas enfermedades también hace que sea casi imposible que podamos diferenciarlas, por lo que sin llamar a nuestro médico para que nos mande una prueba, no podremos diferenciar la COVID-19 de la gripe.
Diferencias entre gripe y COVID-19
Si bien hasta que no tengamos la prueba no sabremos que enfermedad tenemos, existen tres claves que podrían ayudar en el diagnóstico:
- Pérdida de olfato y gusto: Este síntoma es una alerta de COVID-19, ya que no es tan característico de la gripe.
- Periodo de incubación de COVID-19: los síntomas suelen aparecer a partir de los cinco días y llegar incluso hasta los 14 días.
- Trombos: la formación de trombos o la aparición de lesiones cutáneas son especialmente típicas de la COVID-19.
¿Se trata de un resfriado común?
Respecto al resfriado y a la COVID-19, es más fácil diferenciarlos en la mayoría de casos, aunque siempre debemos seguir el protocolo marcado por Sanidad.
El resfriado común está causado por varios virus (entre ellos algunos de la familia coronavirus, aunque distintos al SARS-CoV-2) y da lugar a diversos síntomas.
Normalmente esos síntomas suelen circunscribirse a las vías respiratorias altas: congestión nasal, moqueo y dolor de garganta. No suele cursar con fiebre (más allá de algunas décimas en ciertos casos), y tampoco presentar dolores musculares significativos.
Por otro lado, si padecemos estos síntomas:
- Estornudos muy repetidos,
- Moqueo nasal abundante (menos denso que en un catarro),
- Picor de ojos y paladar,
- No hay fiebre.
En este caso, lo más probable es que no estemos ante un cuadro infeccioso, sino ante una rinitis alérgica. Otro dato típico de la alergia es que aparece de forma brusca, muchas veces al aire libre (sobre todo cuando el desencadenante es el polen, en cuyo caso mejora al permanecer en sitios cerrados) y responde bien al tratamiento con antihistamínicos.