Amanda Avilés
@AmandaCoconutt
Llevan veinte años dedicados en cuerpo y alma al mundo de la música. Sin embargo, su nombre comenzó a sonar entre el gran público pasada la década, con la publicación de su primer largo, ‘Un día en el mundo’ (Pequeño salto mortal, 2008). Punto de inflexión desde el que Vetusta Morla ha ido subiendo como la espuma en las listas de reproducción, en los podios de venta y, cómo no, en las cifras de asistentes a sus conciertos.
Ahora, como el tiempo pasa sin anunciar su prisa, cuelgan el cartel fin de gira de su quinto trabajo, ‘Mismo sitio, distinto lugar’ (Pequeño Salto Mortal, 2018). La cita será el 28 de diciembre en el WiZink Center de Madrid (las entradas están a punto de agotarse), y no se nos ocurre mejor excusa para poder robarle unos minutos a Guille Galván, guitarra y compositor de un gran número de las canciones de la banda, para hacer retrospectiva de estos años y analizar el éxito alcanzado.
Honor y miedo
Al hablar de la legión de fans que tararean las canciones de Vetusta Morla, Guille solo puede mostrarse “honrado por tener a un público tan fiel”. Un público que les hizo llenar La Caja Mágica el pasado 2018, en la presentación de este ‘Mismo sitio, distinto lugar’; con un aforo de más de 40.000 personas. De ese concierto, “recuerdo las caras de la gente”. “A veces, pensamos solo en números y en que cuanto más masivo todo, mejor”, analiza. “Pero tienes que ponerlo en perspectiva y saber que a toda esa gente la tienes que ir ganando uno a uno”.
Imagen: Jerónimo Álvarez
Pese a esa responsabilidad férrea con el público, Galván asegura que lo que más teme no es ‘dejar de ser tendencia’, porque “al llevar tantos años, hemos vivido todo tipo de épocas; también las de desconocimiento absoluto”. Lo que le da vértigo es quedarse “seco artísticamente, no tener nada que contar en otro disco o no tener la necesidad de escribir canciones”. Lo explica: “nosotros, como artistas, tenemos un compromiso con nuestro trabajo y nuestra obra, y esa es la parte donde más notas la presión contigo mismo”.
Guille Galván: "a veces, pensamos solo en números y en que cuanto más masivo todo, mejor. Pero tienes que ponerlo en perspectiva y saber a que toda esa gente la tienes que ir ganando uno a uno"
El origen cambiante
Un compromiso que los Vetusta firmaron hace años, “con nuestras respectivas renuncias”, y que les ayuda, en mucho, a mantener los pies en la tierra. De hecho, la principal intención de este ‘Mismo sitio, distinto lugar’ ha sido, precisamente, la de ‘reivindicar’ el punto de origen, aun sabiendo que es inevitablemente cambiante. “Es importante reconocer que necesitamos el cambio para vivir y progresar”, explica Guille, pero “manteniendo ciertos núcleos que son intactos”. En el caso de Vetusta, ese núcleo sería “la creación musical”. Un proceso que viven entre los seis y que es “probablemente, lo más bonito que tenemos”.
En medio de ese ‘origen cambiante’, si hablamos de lo que los años les han regalado, Galván tiene clara la respuesta. “Más conocimiento técnico de nuestro trabajo”. Pero es que, si hablamos de lo que el tiempo les ha arrebatado, también lo tiene claro. “Esa ligereza de poder hacer ciertas cosas cuando no hay nadie pendiente de ellas”. “Esa popularidad, a veces, se hace cuesta arriba”, confiesa, pero asume: “es la cara B de todo esto, y no nos podemos quejar”.
Y es que, como dice la letra de ‘Los días raros’, “sin borrón, no hay trato”, y los Vetusta han tenido que ‘sacrificar’ ciertas cosas para ganar otras. En palabras de Guille: “cuando lo ideal se convierte en algo que puedes tocar con los dedos, siempre te manchas, y hay que aprender a vivir con la mancha no como derrota, si no como parte del proceso”.
Nos lo dice Galván, y tras la conversación podemos dar fe de ello, “este disco es el más intenso que hemos hecho”. ‘Mismo sitio, distinto lugar’ es la esencia de Vetusta Morla, pero nutriéndose de lo aprendido en el camino. Una muestra de evolución compositiva y estética que evidencia porqué se mantienen en el podio. Se augura un cierre de gira más que espectacular.