El club, que tiene una equipación, un nombre y un escudo parecido al Real Madrid, fue creado con la idea de que la hija del mismo creador pudiese ser portera de los merengues, que para entonces no tenía femenino: "Cuando mi hija empezó a jugar, lo primero que pensé fue: 'Pues que juegue en el Real Madrid'. Luego te preguntas: '¿Cómo el Real Madrid no tiene equipo femenino?'. La única opción que tenía para jugar en Madrid en un equipo con nivel era en el Atlético de Madrid. Fundé el club porque mi hija no podría jugar en el Real Madrid. El Madrid CFF surgió para ocupar, con un proyecto digno, el hueco que dejaba el Real Madrid". Ahora el objetivo es el mismo, para que las niñas que quieran jugar al fútbol puedan hacerlo.

El equipo no se convirtió en parte de los blancos ya que no aceptaron las condiciones de la venta de su plaza, por lo que continuaron creciendo en Matapiñonera tras firmar un acuerdo con el Sanse y el Ayuntamiento de la localidad para disputar allí los partidos. Óscar Fernández, el técnico, señalaba en una entrevista para AS que "es un club familiar 100%. Al final, el club está gestionado por dos o tres personas que hacen todo lo posible día a día para que el club vaya tan bien. Y al final todo el que entra aquí sabe que hay que remar mucho para ayudar a que el barco llegue al puerto deseado. Es un club que fomenta la cantera y eso es muy bonito". Actualmente tienen una de las mayores canteras de España y de Europa, y en 2017 ascendieron a la Primera División de la competición liguera.

Por su parte, los blancos, que dejaban entrenar en la ciudad deportiva de Valdebebas al Tacon, absorbieron el pasado verano al club para crear la categoría femenina, aunque han mantenido a Ana Rosell, presidenta del conjunto, y David Aznar, técnico del mismo.