El impresionismo se ha adueñado del Museo Thyssen de Madrid con una amplia exposición, la cual consiste en 66 pinturas y 150 fotografías (copias de época) que abordan la retroalimentación que tuvieron ambas corrientes artísticas en el siglo XIX.
¿La invención de la fotografía significa la superación de una pintura realista? Esta era una de las preguntas que surgieron con el primer daguerrotipo, un procedimiento con el cual se conseguía una imagen sobre una superficie de plata pulida. Fue el primer procedimiento fotográfico, que posteriormente se perfeccionaría, pero ya supuso una revolución social y mecánica muy destacable. Aunque podría parecer que ambas disciplinas son contrarias, lo cierto es que una tuvo influencia en la otra y viceversa. Las primeras fotografías seguían la estética de la pintura, intentando reconstruir escenas que podríamos encontrar en pintura. Pero la fotografía también influyó en los artistas impresionistas.
La jefe de conservación de Pintura Moderna del Museo Thyssen y comisaria de la exposición, Paloma Alarcó, pretende a través de esta exposición esclarecer la revolución estética que se llevó a cabo en esta época. La fotografía cambió ciertos aspectos en la composición de la pintura que caló especialmente en los impresionistas. Fotógrafos como Le Gray, Cuvelier, Nadar o Disderi influyeron en la forma de mirar el mundo de pintores como Manet o Degas.
Comparativa obra de Puyo con obra de Renoir / Museo Thyssen-Bornemisza
Pero, si en algo se hace especialmente evidente esta influencia es en la observación de la luz, una luz que obsesionaría a los pintores impresionistas, así como la representación del espacio. Manet y Cézanne también utilizarían las imágenes instantáneas de sus modelos para llevar a sus lienzos más tarde. El estilo espontáneo que desarrollarían los impresionistas, a su vez, influyó en la fotografía, buscando un efecto más pictórico y menos precisas.
Irónicamente, fue en el estudio de París del fotógrafo Félix Nadar donde se celebró la primera exposición impresionista, en 1874
Fragmentos de la exposición
La exposición ‘Los impresionistas y la fotografía’ se divide en nueve ámbitos temáticos, comenzando con el bosque como argumento. La captura mecánica de la imagen de la naturaleza supuso, según Alarcó, un antes y un después en la pintura, puesto que se introduce una iluminación lateral y un encuadre propio de la fotografía. También forma parte de la exposición una parte centrada en el movimiento del agua.
El retrato es otra parte importante de la exposición, puesto que los encargos fotográficos de esta temática suponen el aumento del trabajo fotográfico y la aplicación en la vida de este nuevo sistema, un género que bebería del retrato pictórico.
Comparación de la obra de Baldus con la de Guillaumin / Museo Thyssen-Bornimisza
Los restantes capítulos de esta exposición son las figuras del paisaje, el campo, monumentos, la ciudad, el archivo y el cuerpo. En cuanto a esta última temática, cabe destacar que los propios artistas hicieron uso de la fotografía para sus estudios de movimiento, ya fuera de la naturaleza como del cuerpo humano.
Incluso encontrarían su inspiración en la fotografía los que habían rechazado fervientemente en sus inicios por carecer de ese matiz artístico. Pero, irónicamente, fue en el estudio de París del fotógrafo Félix Nadar donde se celebró la primera exposición impresionista, en 1874, haciendo insaparable así la historia de la pintura de la historia de la fotografía.