Estamos ante la época mas gloriosa del Real Madrid, atrás quedan las copas de Europa en escaso color televisivo, la época de Sabonis y Arlauckas, y se abren camino los Lluc, Rudy, Taylor, Randolph, Tavares, Campazzo y como no Pablo Laso, el ideólogo de este gran Real Madrid.
Nos hemos encontrado con una serie dura, muy dura, el Barcelona tenía en el físico su mayor pilar y fue lo que quiso explotar en los enfrentamientos con el Real Madrid. Los dos primeros enfrentamientos se los llevo el Real Madrid, el primero con claridad pasando por encima de un Barcelona con sólo un fundamento, Heurtel. En el segundo partido, el equipo catalán se empleo duro y mejoró en el rebote y en el tiro de 2 por lo que se mantuvo por delante en el marcador hasta el último momento donde un Carroll estelar, decantó la balanza de lado blanco, conseguía encestar un triple sobre la bocina casi y poner por delante al Real Madrid y darle la segunda victoria para viajar a Barcelona con cierta comodidad y tranquilidad.
El tercer partido ya en Barcelona, fue duro, muy duro, el Real Madrid tuvo rentas de hasta 12 puntos pero Singleton, Hanga y sobre todo un increíble Heurtel pusieron al Barcelona por delante en el último minuto y ya nada pudo hacer el equipo blanco para llevarse la victoria, y eso que Thompkins III tuvo el tiro decisivo sobre la bocina pero el balón no quiso entrar.
La intensidad defensiva hizo que a lo largo de la serie los jugadores se fueran desgastando, hasta llegar a un último partido donde cada uno de ellos de ambos equipos se vació llegando hasta al límite de sus fuerzas al final del partido
Llegabamos al 4º partido, para el Real Madrid era vital, no querían alargar más la serie y querían salir desde el primer minuto enchufados para no dar opciones a un Barcelona que llegaba un poco justo de fuerzas.
El partido comenzó con un recital de Rudy desde la línea de 3 puntos, poniendo una diferencia de +11 para los visitantes, el Barcelona aún no había hecho acto de presencia pero no había dicho su última palabra. Para ello entró en cancha Pangos, que desde su ingreso a cancha en detrimento de Thomas Heurtel, el Barsa comenzó a carburar y a subir su intensidad defensiva. Las canastas comenzaban a llegar de lado blaugrana con un Singleton y un Oriola enchufados fuera de la pintura, y un Tomic que se peleaba tanto con Ayón como con Tavares.
Pero el Africano se había conjurado para hacer el mejor partido, tenía que asegurar el rebote defensivo y tenía que arañar más rebotes ofensivos, y lo consiguió, se erigió en el héroe del rebote y flanqueado por Campazzo que secó a Heurtel en defensa y distribuyendo juego, y en un Taylor que tenía la misión de parar a Hanga.
El Madrid llegó fundido al final del partido pero la ventaja adquirida a lo largo del último cuarto le sirvió para llegar al final con seguridad de la victoria era blanca y el título era de nuevo madridista.
El resultado final 68-74, con un Campazzo proclamado MVP y un Tavares Rey absoluto del rebote.
Gran victoria blanca, que pone más distancias en ver quien es el más títulos obtiene de campeón de liga.
Imagen: Real Madrid